Comunicadora social organizacional, especialista en Publicidad y magistra en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana. Miembro de la Comisión de Educación y Comunicación (CEC) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN); de las mesas de Institucionalidad y Gobernanza para la implementación de la Política Nacional de Ética de Innovación; de la Red de Gobernanza de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, y de la Junta Directiva y del Comité de Ética de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia. Durante veinte años ha trabajado en el Sistema Nacional Ambiental (SINA), primero en el Invemar y hoy en el Instituto Humboldt como coordinadora de Fortalecimiento de Capacidades.
Carlos Tapia Caicedo
Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia, con maestría en Desarrollo Sostenible de Sistemas Agrarios de la Universidad Javeriana y estudios de doctorado en Geografía de la Universidad de Georgia, EE. UU. Tiene más de 20 años de experiencia con entidades públicas y ONG en aspectos sociales de conservación de la biodiversidad, planes de ordenamiento y manejo de cuencas hidrográficas, trabajo comunitario, planificación participativa, organización y gestión comunitaria. En los últimos años ha estudiado las relaciones entre sociedad y naturaleza. Es coautor de la Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos que se adelanta en Colombia bajo la metodología de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
Tatiana Pardo Ibarra
Periodista freelance apasionada por los temas de medioambiente, ciencia, derechos humanos y pueblos indígenas. Editora y coordinadora de Tierra de Resistentes, un proyecto en el cual se investigan ataques violentos contra líderes que defienden la naturaleza en América Latina y el Caribe. Durante los últimos años trabajó en los periódicos más importantes de Colombia: El Tiempo y El Espectador. Ganadora del Premio Colombiano de Periodismo Ambiental Amway 2018.
Angélica María Cuevas Guarnizo
Estratega de comunicaciones y periodista independiente, con nueve años de experiencia en la realización de proyectos de comunicación transmedia sobre medioambiente, ciencia y derechos humanos. Profesora de Periodismo y Emprendimiento en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, coordinó el equipo de Comunicaciones del Centro para el Estudio de Derecho, Justicia y Sociedad Dejusticia, donde creó Relatos Anfibios, primer podcast de periodismo narrativo creado por una organización de la sociedad civil en Colombia, proyecto que obtuvo, en 2019, el reconocimiento del jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar por la crónica “La masacre invisible”. Recibió el Premio Amway en 2014. Ha trabajado y colaborado con medios de comunicación como El Espectador, Vice News, El Tiempo y Colombia 2020.
Antonio Paz Cardona
Periodista de la Universidad Autónoma de Occidente en Cali, cursa una maestría en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos en la Universidad Externado de Colombia. Tiene ocho años de experiencia en periodismo, durante los cuales ha trabajado en temas de orden público y medioambiente. Fue editor general de Semana Sostenible y desde hace dos años es editor para Colombia y Ecuador del portal especializado en medioambiente Mongabay Latam. En 2015 recibió el Premio Amway por uno de los reportajes sobre minería ilegal del especial “No todo lo que brilla es oro”, publicado en Semana Sostenible. Ha recibido entrenamiento en cambio climático en Berlín (Alemania) por parte de Germany Federal Foreign Office y Eco Logic Institute, y en San José (Costa Rica) por parte de Earth Journalism Network y Stanley Foundation.
Natalia Borrero Morales
Comunicadora social y periodista con maestría en Desarrollo Sustentable y Gestión Ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, con más de diez años de experiencia en temas de comunicaciones y medioambiente desde cooperación internacional, organizaciones no gubernamentales y el periodismo. Trabajó como editora y directora de la revista Semana Sostenible. Así mismo, se destacó como profesional de comunicaciones en el área ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y coordinadora de comunicaciones del Fondo para la Acción Ambiental y la Niñez. Ha recibido reconocimientos como el Premio Amway de Periodismo Ambiental, por su trabajo “No todo lo que brilla es oro”; también, el Premio a Mejor Reportaje sobre Biodiversidad, otorgado por Conservación Internacional.
Editor
Santiago Wills Pedraza
Periodista y escritor colombiano, nació en Bogotá en 1988. Estudió Filosofía en la Universidad Nacional de Colombia. Tiene una maestría en Periodismo de la Universidad de Columbia, en Nueva York, y una maestría en Escritura Creativa de la Universidad de Nueva York. Fue becario de la Fundación Fulbright, en NYU, becario Maria Moors Cabot, en Columbia, becario de la Fundación Gabo y becario de la Fundación Rosalynn Carter. En 2019 obtuvo un fondo del CODS para escribir una historia sobre el almanegra de Ventanas, un árbol en peligro de extinción que solo se halla en un retazo de Antioquia. Ha sido parte de la selección del Premio Gabo en la categoría Texto, finalista del Premio de Crónica Nuevas Plumas y ganador del Premio Simón Bolívar en la categoría Crónica de Prensa. Es profesor de cátedra en la Universidad de los Andes.
para periodistas que quieren cubrir historias de medioambiente en Colombia
Fuentes que pueden aportar al cubrimiento periodístico del posacuerdo y los csa en colombia
Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CESED) Centro de investigación interdisciplinario que busca promover un debate amplio e informado sobre las políticas de seguridad y drogas en Colombia y América Latina. El CESED lidera investigaciones académicas sobre seguridad, la producción, el tráfico y el consumo de drogas. También hace evaluaciones rigurosas de las políticas públicas. cesed.uniandes.edu.co/
Dejusticia Centro de estudios jurídicos y sociales dedicado al fortalecimiento del Estado de Derecho y a la promoción de los derechos humanos en Colombia y en el sur global. www.dejusticia.org/
Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) Es una ONG que tiene el objetivo de promover la gestión integral del territorio a partir de la articulación de procesos de planificación, ordenamiento territorial y desarrollo sectorial. www.fcds.org.co
Instituto KROC Es uno de los principales centros del mundo para el estudio de las causas de los conflictos violentos y las estrategias para una paz sostenible. Se llevan a cabo investigaciones interdisciplinarias sobre paz y justicia. Universidad de Notre Dame. Correo: krocinst@nd.edu
Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) La JEP, como mecanismo de justicia transicional, tiene la tarea de investigar, esclarecer, juzgar y sancionar los más graves crímenes ocurridos en Colombia durante más de 50 años de conflicto armado, y hasta el 1 de diciembre de 2016. www.jep.gov.co/JEP/Paginas/Jurisdiccion-Especial-para-la-Paz.aspx
ONU Medioambiente Colombia Desde hace más de 20 años ONU Medioambiente ha apoyado una gran variedad de proyectos e iniciativas en Colombia en temas relacionados con la producción y consumo sostenible, la mitigación y adaptación al cambio climático, la gobernanza ambiental, la reducción del riesgo de desastres, la gestión y conservación de ecosistemas y las evaluaciones ambientales integrales.
Fuentes que pueden aportar al cubrimiento periodístico sobre cambio climático
Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS) Sitio de encuentro y pensamiento sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que trabaja en alianza con universidades de excelencia, empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil de América Latina y el Caribe. https://cods.uniandes.edu.co/
Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) Organización de investigación y desarrollo sin fines de lucro dedicada a reducir la pobreza y el hambre mientras protege los recursos naturales en los países en desarrollo. Tiene su sede en Palmira, Colombia, donde emplea a más de 300 científicos. https://ciat.cgiar.org/?lang=es
Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) es una entidad del Gobierno de Colombia, que depende del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Se encarga del manejo de la información científica, hidrológica, meteorológica y todo lo relacionado con el medioambiente en Colombia. http://www.ideam.gov.co/
The Amazon Conservation Team Organización con más de 20 años de experiencia promoviendo en Colombia la conservación de los bosques tropicales y el fortalecimiento de las comunidades locales. Su principal énfasis es el trabajo con comunidades indígenas. www.amazonteam.org/colombia/
The Nature Conservancy Organización que trabaja con gobiernos, compañías de todos los sectores y sociedad civil para demostrar cómo la infraestructura y la producción no son amenazas sino aliados para la conservación. www.nature.org/en-us/about-us/where-we-work/latin-america/colombia/
Transforma Organización que desarrolla investigaciones, consultorías, litigios estratégicos, incidencia y formación alrededor del cambio climático. www.transforma.global/twitter.com/transformaglob
Universidad Nacional de Colombia Es la institución universitaria que más produce investigaciones relacionadas con cambio climático en Colombia. Dentro de los grupos de investigación que se pueden consultar están el de Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Biología); Instituto Amazónico de Investigaciones (IMANI) de la Universidad Nacional de Colombia (Sede Amazonía); el Departamento de Geociencias, de Geografía o la Facultad de Minas y Energía. Agencia de Noticias Universidad Nacional – Unimedios. unimedios.unal.edu.co/index.php?id=268
WWF Colombia Organización que promueve la creación y el mejoramiento de áreas de conservación y trabaja en la protección de especies emblemáticas y amenazadas, el desarrollo de alternativas productivas sostenibles y el fomento de la participación ciudadana, con un especial énfasis en la gobernanza de territorios y recursos naturales. www.wwf.org.co/
Fuentes que pueden aportar al cubrimiento periodístico de biodiversidad
Asociación Calidris Organización no gubernamental (ONG) sin ánimo de lucro, con sede en Cali, Colombia, que trabaja para aportar en la conservación de la avifauna colombiana y de los ecosistemas estratégicos calidris.org.co/
Fundación Botánica y Zoológica de Barranquilla Organización ambiental que lidera iniciativas de educación, recreación, investigación y conservación, con el fin de inspirar actitudes en la comunidad a favor de la biodiversidad del Caribe colombiano. www.zoobaq.org/
Fundación Cunaguaro Organización ambiental enfocada hacia la conservación y valoración de los recursos naturales, la biodiversidad, las expresiones culturales y el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades. https://bit.ly/2XCfMFh
Fundación Malpelo Fundación que apoya y trabaja con el Gobierno en temas de conservación, preservación, educación e investigación del medio marino colombiano, especialmente en el Santuario de Fauna y Flora (SFF) Malpelo. fundacionmalpelo.org
Fundación Omacha Fundación dedicada a crear estrategias para garantizar la conservación y el uso sostenible de ecosistemas y especies acuáticas y terrestres. https://omacha.org/
Instituto Humboldt El instituto se encarga de realizar investigación científica sobre biodiversidad, incluyendo los recursos hidrobiológicos y genéticos, en el territorio continental de la nación. Así mismo, coordina el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (SIB Colombia) y la conformación del inventario nacional de la biodiversidad. http://www.humboldt.org.co/es/ Correo: prensa@humboldt.org.co
Invemar El Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras se encarga de la investigación básica y aplicada de los ecosistemas marinos de interés nacional con el fin de proporcionar el conocimiento científico necesario para la formulación de políticas, la toma de decisiones y la elaboración de planes y proyectos dirigidos al manejo sostenible de los recursos, la recuperación del medioambiente marino y costero y el mejoramiento de la calidad de vida de los colombianos. http://www.invemar.org.co/
Panthera Panthera trabaja para la protección de los felinos en el continente americano a través de iniciativas de conservación como El Corredor Jaguar. www.panthera.org/colombia
ProCAT Colombia Entidad sin ánimo de lucro dedicada a la investigación y conservación de especies y ecosistemas, incluyendo el componente humano, desde un enfoque interdisciplinario. Su propósito es la conservación de ecosistemas, especies y riquezas culturales, integrando el conocimiento científico, tradicional y cultural en busca del bienestar de la biodiversidad y las comunidades humanas. http://procat-conservation.org/
WCS Colombia Conserva la vida y los paisajes silvestres en todo el mundo a través de la ciencia, acciones de conservación y educación. colombia.wcs.org/es-es/
Fuentes que pueden aportar al periodismo de soluciones
Conservación Internacional Organización internacional que promueve, apoya y fortalece actividades y proyectos a favor del medioambiente en el territorio colombiano. www.conservation.org.co/
Fondo Acción Fondo privado colombiano con cerca de 20 años de experiencia que diseña y ejecuta programas y proyectos para la conservación de la biodiversidad, el desarrollo rural sostenible y la promoción de la niñez, de la mano de la sociedad civil. fondoaccion.org/
GIZ Cooperación alemana en Colombia que trabaja en tres líneas: 1. Reconstrucción y paz. 2. Medioambiente y cambio climático y 3. Economía y empleo. www.giz.de/en/worldwide/29848.html
Programa de Naciones Unidas para Desarrollo – PNUD El PNUD trabaja en cerca de 170 países y territorios, ayudando a reducir la pobreza, las desigualdades y la exclusión. En Colombia, el Plan Estratégico del PNUD (2018-2021) ha sido diseñado para responder a la gran diversidad de países a los que presta sus servicios. Esta diversidad se refleja en tres amplios ámbitos del desarrollo: erradicación de la pobreza, transformaciones estructurales y construcción de resiliencia. www.co.undp.org/
Términos para complementar el cubrimiento periodístico del medioambiente
La mayoría de los términos en este glosario son recuperados de la Guía periodística agenda verde: una mirada a la problemática del medioambiente y el cambio climático en las regiones de Colombia, escrita por María Clara Valencia en 2015, para Consejo de Redacción. Este glosario fue complementado con términos incluidos en el Glosario oficial del IPCC, publicado en 2018, y términos reseñados por el IDEAM y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, entre otros centros de estudio e instituciones ambientales.
Acidificación del océano Disminución del pH del océano durante un periodo prolongado, normalmente décadas o periodos más largos, causado primordialmente por la incorporación de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, pero también por otras adiciones químicas o sustracciones del océano. La acidificación del océano antropógena hace referencia a la proporción de la disminución del pH causada por la actividad humana (IPCC, 2011, pág. 37).
Actor(es) social(es) De manera general, el término hace referencia a grupos sociales, empresas o instituciones de gobierno, movimientos, partidos políticos, iglesias, gremios, agencias de cooperación, agencias multilaterales, entre otros, con conciencia de identidad propia, portadores de valores, que actúan con arreglo a fines o propósitos comunes en la esfera pública.
Adaptación al cambio climático En relación al cambio climático se llama adaptación a la toma de acciones para evitar, beneficiarse o acostumbrarse al cambio climático presente y futuro. La adaptación puede tener lugar antes de (previendo y planificando antes de que los cambios sean visibles) o en respuesta a los cambios que ya se hayan producido.
Atmósfera Según el IPCC, es la envoltura gaseosa que rodea la Tierra, dividida en cinco capas: la tropósfera, que contiene la mitad de la atmósfera terrestre; la estratósfera; la mesósfera; la termósfera, y la exósfera, límite superior de la atmósfera. La atmósfera seca está compuesta casi enteramente de nitrógeno (coeficiente de mezclado volumétrico: 78,1 %) y oxígeno (coeficiente de mezclado volumétrico: 20,9 %), y varios gases traza, como el argón (coeficiente de mezclado volumétrico: 0,93 %), el helio y gases de efecto invernadero (GEI) radiativamente activos, como el dióxido de carbono (CO2) (coeficiente de mezclado volumétrico: 0,04 %) o el ozono (O3). Además, la atmósfera contiene vapor de agua (H2O), que es también un GEI, en cantidades muy variables (por lo general, con un coeficiente de mezclado volumétrico del 1 %). La atmósfera contiene también nubes y aerosoles.
Base biofísica (o medio biofísico) Expresión empleada para referirse al entorno físico (relieve, suelos, agua, atmósfera, minerales, etc.) y la biota (fauna y flora) de una región. Se trata del contexto no humano del que las personas obtienen bienes (materiales como fauna, flora y minerales) o servicios (de regulación hídrica, polinización, protección de inundaciones, etc.).
Biocombustible Cualquier tipo de combustible de origen biológico que haya sido obtenido, de manera renovable, a partir de organismos recientemente vivos, de sus desechos metabólicos o de restos orgánicos (biomasa).
Biodiversidad De acuerdo con el Convenio sobre la Diversidad Biológica, la biodiversidad se define como “la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”. Pero la biodiversidad también se refiere a la manera en que las diferentes especies interactúan entre sí, con el aire, el agua y el suelo que las rodea, y con los seres humanos. Más que un conjunto de genes, especies, ecosistemas o paisajes, la biodiversidad es una compleja red de relaciones y procesos ecológicos que generan beneficios fundamentales para el bienestar de la sociedad. Este bienestar se expresa en condiciones de alimentación, salud, seguridad y beneficios materiales que se traducen en libertad de elección y autonomía y que constituyen las bases de la identidad cultural, la economía y la organización sociopolítica de los pueblos y naciones.
Cadena trófica Se conoce como cadena trófica, cadena alimenticia o cadena alimentaria al mecanismo de transferencia de materia orgánica (nutrientes) y energía a través de las distintas especies de seres vivos que componen una comunidad biológica o ecosistema. Su nombre proviene del griego trophos, “alimentar”, “nutrir”.
Calentamiento global El IPCC lo describe como el aumento estimado de la temperatura media global en superficie promediada durante un periodo de 30 años, o durante el periodo de 30 años centrado en un año o decenio particular, expresado en relación con los niveles preindustriales, a menos que se especifique de otra manera. Para los periodos de 30 años que abarcan años pasados y futuros, se supone que continúa la actual tendencia de calentamiento multidecenal.
Cambio climático Según la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, este término se refiere al cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos comparables. En 2019, The Guardian modificó su manual de estilo anunciando que sustituiría el término cambio climático por “crisis climática” o “emergencia climática”, argumentando que “cambio climático” sonaba “bastante pasivo y suave” para describir la dimensión de este problema global.
Ciclo de vida de producto Serie de pasos que conlleva la creación, uso y eliminación de un producto. El ciclo de vida de un producto habitualmente incluye la extracción de materias primas de la Tierra (por ejemplo, la tala de árboles o la extracción de minerales y petróleo). Estas materias primas son transportadas, procesadas y manufacturadas en productos.
Ciencia ciudadana Trata de hacer avanzar al conocimiento científico más allá de las fronteras del laboratorio o el trabajo de campo tradicional. Se trata de promover proyectos de investigación que integren entre sus actores principales a científicos de profesión con el ciudadano común para la construcción colaborativa del conocimiento.
Clima El Panel Intergubernamental en Cambio Climático lo define como el estado medio del tiempo o, más rigurosamente, como una descripción estadística del tiempo en términos de valores medios y variabilidad de las cantidades pertinentes durante periodos que pueden ser de meses a miles o millones de años. El periodo normal es de 30 años, según la definición de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Combustibles fósiles El IPCC los describe como los combustibles basados en carbono procedentes de depósitos de hidrocarburos fósiles, incluidos el carbón, el petróleo y el gas natural.
Comunicación nacional El PNUD establece que se refiere al documento presentado de conformidad con la Convención de las Partes de Naciones Unidas, en el cual un país informa a los otros de las actividades realizadas para enfrentar el cambio climático.
Conflictos socioambientales (CSA) Confrontación social, económica y política entre diferentes actores sociales (públicos y privados, locales, nacionales e internacionales) que surge por la existencia de diversos intereses relacionados con el uso, manejo, aprovechamiento, exploración, explotación, conservación, protección, administración o afectación de los recursos y del ambiente. Esta confrontación es ocasionada por asimetrías o desigualdades sociales (subordinación, injusticia u omisión) que causan perjuicios y transforman territorios y medios de vida. Usualmente, se expresa a través de movilizaciones de las comunidades locales o movimientos sociales, que pueden incluir el apoyo de redes nacionales o internacionales, en contra de actividades económicas particulares y de los impactos ambientales que generan reclamaciones en torno a los derechos de participar en la toma de decisiones, el reconocimiento de visiones alternativas del mundo y la forma de entender el desarrollo.
Consolidación de la paz (peacebuilding) Comprende aquellas medidas necesarias para hacer más sostenibles y pacíficas las estructuras del gobierno, a fin de evitar una recaída en el conflicto. Las cuatro dimensiones de la consolidación de la paz son: el desarrollo socioeconómico, la buena gobernanza, la reforma de las instituciones de justicia y seguridad, y la cultura de la justicia, la verdad y la reconciliación.
Contaminación Según la Agencia para el Registro de Sustancias Tóxicas y Enfermedades de Estados Unidos, es la acumulación de sustancias en el agua, la atmósfera o el suelo, que perjudica su estado y la salud de los seres vivos. La contaminación puede ser en forma de gases, líquidos o sólidos.
Contaminación atmosférica Degradación de la calidad del aire que tiene efectos negativos para la salud humana o el entorno natural o edificado, debido a la introducción en la atmósfera, mediante procesos naturales o actividades humanas, de sustancias (gases, aerosoles) que conllevan efectos nocivos directos (contaminantes primarios) o indirectos (contaminantes secundarios).
Contribuciones de la naturaleza a las personas Contribuciones de los organismos, ecosistemas y sus procesos ecológicos asociados a la calidad de vida de las personas. Incluyen, por ejemplo, la provisión de alimentos y la purificación del agua y son percibidas como positivas o negativas en función del contexto social, económico y cultural de las poblaciones. Esta noción surge de las reflexiones de los especialistas de la IPBES, que reconocen las posibles limitaciones del concepto de servicios ecosistémicos, de carácter más economicista, y no aceptado por algunos pueblos y comunidades locales.
COP Conferencia de las Partes. Es el máximo órgano decisorio de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Está conformado por las “partes”, es decir, aquellos países y organizaciones de países como la Unión Europea que han ratificado la convención. El tratado cuenta con 195 países firmantes y es el único órgano que puede tomar decisiones de su implementación. No es permanente, se forma cada vez que las partes se reúnen y su periodicidad está definida en la Convención.
Corrientes oceánicas Son desplazamientos de masas de agua debidos a la acción del viento y las diferencias de temperatura y salinidad. Hay corrientes superficiales y corrientes profundas, así como frías o cálidas según se originen en la zona del Ecuador o en las cercanías de los polos. Las corrientes marinas transportan aguas frías a las regiones cálidas y viceversa, lo que contribuye a un equilibrio de temperaturas oceánicas en el globo terrestre.
Deforestación Conversión de bosques a tierras no forestales o a cualquier otro uso, según UNFCCC. El IPCC también la define como una disminución de la cubierta de dosel del bosque o de la densidad de carbono en él. Además, se determina como la destrucción masiva de bosques por tala y quema.
Dióxido de carbono (CO2) El CO2 es un gas de origen natural que también es un subproducto de la quema de combustibles fósiles (como el petróleo, el gas y el carbón), de la quema de biomasa, de los cambios de uso de la tierra y de procesos industriales (p. ej., la producción de cemento). Es el principal gas de efecto invernadero (GEI) antropógeno que afecta el equilibrio radiativo de la Tierra. Es el gas utilizado como referencia para medir otros GEI.
Diversidad biocultural Diversidad de modos de vida y relaciones que los pueblos y comunidades indígenas, negros, afrodescendientes, palenqueros, raizales, Rrom, campesinos y locales desarrollan con las naturalezas con las que conviven. En Colombia, la diversidad cultural de la nación está interrelacionada de múltiples formas con la diversidad de territorios y lo que las ciencias naturales han llamado biodiversidad, por medio de sistemas de conocimiento y prácticas relevantes para su cuidado.
Ecología Es una rama de la biología que estudia las interacciones que determinan la distribución, la abundancia, el número y la organización de los organismos en los ecosistemas. En otras palabras, la ecología es el estudio de la relación entre las plantas y los animales con su ambiente físico y biológico. Incluye las leyes fundamentales que regulan el funcionamiento de los ecosistemas.
Economía circular La economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción de los elementos: limitar la producción al mínimo indispensable y, cuando sea necesario, hacer uso del producto, apostar por la reutilización de los elementos que por sus propiedades no pueden volver al medioambiente.
Ecosistemas El IPCC los define como sistemas de organismos vivos que interactúan y el entorno físico donde habitan. Los límites de lo que se puede denominar ecosistema son un poco arbitrarios y dependen del enfoque de interés o estudio. Por tanto, un ecosistema puede variar desde unas escalas espaciales muy pequeñas hasta, en último término, abarcar todo el planeta y la comunidad de los seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente.
El establecimiento de la paz (peacemaking) Es el proceso diplomático de mediación y negociación que se da para poner fin a un conflicto.
Emisiones Emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de precursores de GEI y de aerosoles causadas por actividades humanas. Esas actividades comprenden la quema de combustibles fósiles, la deforestación, el uso de la tierra, los cambios de uso de la tierra, la producción ganadera, la fertilización, la gestión de desechos y los procesos industriales.
Energías renovables Son aquellas energías que se obtienen a partir de fuentes naturales que producen energía de forma inagotable e indefinida. Por ejemplo, la energía solar, la energía eólica o la energía mareomotriz son fuentes renovables de energía. También se consideran renovables cuando se obtienen a partir de fuentes que se regeneran con el tiempo de manera natural, como la masa forestal. Una de las principales ventajas de las energías renovables es que, además de ser inagotables, presentan un nulo o bajo impacto negativo sobre el medioambiente, por lo que se consideran energías limpias. En la actualidad, las energías renovables son una realidad presente en nuestra sociedad y sus beneficios para el medioambiente son más que evidentes.
Especie endémica Según el Instituto Humboldt, son aquellas especies que tienen una distribución restringida a regiones, ecosistemas, cuencas hidrográficas y otras áreas geográficas específicas. Representan un objeto de conservación de alto valor debido a que su pérdida implica generalmente la disminución de genes, atributos funcionales y características ecológicas únicas que no se pueden recuperar. Estas especies requieren una alta atención, ya que al distribuirse en áreas pequeñas tienen mayor susceptibilidad a la extinción o a la disminución de sus poblaciones. A ello se suma que son poco conocidas y la información disponible sobre ellas es escasa.
Especie sombrilla Una especie sombrilla o paraguas es aquella que necesita grandes áreas para su preservación, de modo que al proteger esas áreas también se preserva a las especies más pequeñas que las habitan. A este fenómeno se le denomina “efecto paraguas”, ya que la especie más grande cubre a las más pequeñas como un “paraguas” o “sombrilla” de protección.
Fondo de adaptación Según UNFCCC, comprende dineros destinados a asistir a los países en desarrollo, partes del Protocolo de Kioto, que son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático, para compensar los costos de adaptación y financiar proyectos y programas concretos de adaptación promovidos por esos mismos países y basados en sus necesidades específicas.
Gas de Efecto Invernadero (GEI) Componente gaseoso de la atmósfera, natural o antropógeno, que absorbe y emite radiación en determinadas longitudes de onda del espectro de radiación terrestre emitida por la superficie de la Tierra, por la propia atmósfera y por las nubes. Esta propiedad ocasiona el efecto invernadero. El vapor de agua (H2O), el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono (O3) son los gases de efecto invernadero primarios de la atmósfera terrestre. La atmósfera también contiene cierto número de gases de efecto invernadero enteramente antropógenos, como los halocarbonos u otras sustancias que contienen cloro y bromo. Además del CO2, el N2O y el CH4, el Protocolo de Kioto contempla los gases de efecto invernadero: hexafluoruro de azufre (SF6), los hidrofluorocarbonos (HFC) y los perfluorocarbonos (PFC).
Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) Como mecanismo de justicia transicional, tiene la tarea de investigar, esclarecer, juzgar y sancionar los más graves crímenes ocurridos en Colombia durante más de 50 años de conflicto armado, y hasta el 1 de diciembre de 2016.
Justicia ambiental El concepto de justicia ambiental tiene su origen en los EE. UU. tras las movilizaciones sociales de la población afroamericana, latina y asiática y de grupos pobres vulnerables que se consideran víctimas de discriminación por la desproporcionada afectación sufrida como consecuencia de los efectos ambientales de proyectos de desarrollo, por la contaminación industrial y por la disposición de desechos y residuos tóxicos a los que se exponían sus comunidades de manera desigual. El llamado a la justicia ambiental constituye un reclamo al derecho a un ambiente sano sin importar la raza, origen étnico o clase social y a participar en los procesos que afectan su entorno ambiental (su barrio, su casa, las escuelas de sus hijos, sus lugares de trabajo y las áreas públicas de sus comunidades) y a tener acceso a procesos judiciales donde resolver estas afectaciones. De manera más general, esta expresión se ha generalizado y adaptado a otros contextos en los que se exigen derechos de acceso y control de la biodiversidad y los territorios, a participar en las decisiones que los afectan y, específicamente, a tener acceso efectivo a la justicia en temas ambientales.
Lista roja de especies Inventario que permite alertar sobre el estado de conservación de plantas, hongos y animales a nivel mundial y que es elaborado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esta información permite ubicar a cada hongo, planta y animal en una categoría: Extinto (EX), Extinto en Estado Silvestre (EW), En Peligro Crítico (CR), En Peligro (EN), Vulnerable (V), Casi Amenazado (NT) y Preocupación Menor (LC). Hay especies de las que se sabe muy poco y se ubican en la categoría Datos Insuficientes (DD) y otras que ni siquiera han sido estudiadas y se consideran en la categoría No Evaluado (NE).
Mantenimiento de la paz (peacekeeping) Es una actividad tanto política como militar que implica una presencia sobre el terreno, con el consentimiento de las partes, para aplicar o supervisar los acuerdos relativos al control de los conflictos (cesación del fuego) y su resolución (arreglos parciales o globales), y para proteger a quienes prestan ayuda humanitaria (los cascos azules, por ejemplo). Tiene tres principios: consentimiento de las partes, imparcialidad y no uso de la fuerza, excepto en legítima defensa.
Medioambiente Según la Cumbre de la Tierra que se llevó a cabo en Estocolmo, en 1972, conjunto de componentes físicos, químicos, biológicos y sociales capaces de causar efectos directos e indirectos, en un plazo corto o largo, sobre los seres vivos y las actividades humanas.
Mitigación En el contexto del cambio climático, es la intervención humana para reducir las fuentes o aumentar los sumideros de GEI. El IPCC también la define como la intervención antropogénica para reducir las fuentes o mejorar los sumideros de gases de efecto invernadero. Algunos ejemplos incluyen el uso de combustibles fósiles de manera más eficiente para los procesos industriales o de generación de electricidad, el cambio a la energía solar o eólica, la mejora del aislamiento de los edificios y la ampliación de los bosques y otros sumideros para eliminar de la atmósfera mayores cantidades de dióxido de carbono.
Periodismo de soluciones Es un planteamiento informativo que da tanta importancia a las respuestas a cuestiones sociales como a los problemas en sí. Esta técnica busca contar historias de soluciones apoyadas en pruebas o datos creíbles que explican cómo y por qué las respuestas están funcionando o no. El objetivo de este planteamiento periodístico es dar a su audiencia una visión más correcta y completa de las cuestiones sociales, promoviendo así una ciudadanía más activa.
Polinización La polinización es la transferencia del polen de la parte masculina de la flor a la femenina. Para que esto suceda, la flor depende principalmente de animales, denominados polinizadores, como las abejas, las moscas, las avispas, las mariposas, los colibríes y los murciélagos. Aunque son varios los animales que realizan este trabajo, el 80 % de los polinizadores son insectos, de los cuales el 75 % son abejas. La polinización es un servicio ecosistémico estratégico en razón al papel clave que desempeña para la conservación de la diversidad biológica, el mantenimiento de la estructura y función de los ecosistemas, la producción de alimentos y la economía mundial.
Posacuerdo Es la etapa posterior al cese de hostilidades entre partes previamente enfrentadas, sin que ello implique el establecimiento inmediato de la paz.
Procesos ecológicos Entre las diferentes relaciones y funciones ecológicas, los especialistas reconocen cuatro procesos ecológicos fundamentales de los ecosistemas: el ciclo del agua, los ciclos biogeoquímicos (o de nutrientes), el flujo de energía y la dinámica de las comunidades o sucesión (cambios en composición y estructura de un ecosistema después de una perturbación).
Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) Son estrategias proyectadas a 10 años para lograr que la Reforma Rural Integral, establecida en el artículo 1 del Acuerdo Final, se implemente de manera prioritaria en territorios particularmente afectados por el conflicto. Los temas centrales que guían los PDET son:
Ordenamiento social de la propiedad rural y uso del suelo
Reactivación económica y producción agropecuaria
Educación rural, vivienda, agua potable y saneamiento
Salud rural
Derecho a la alimentación
Reconciliación, convivencia y paz
Infraestructura y adecuación de tierras
Reciclaje Recogida y reprocesamiento de materiales usados, de manera que pueden ser utilizados para fabricar nuevos productos.
Recursos comunes (recursos de uso común) Bienes y servicios, tangibles e intangibles, naturales o hechos por los seres humanos, que son de propiedad común y cuyo manejo requiere la acción colectiva. El concepto fue generalizado por Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía en 2009, que los definió como “bienes naturales o hechos por el hombre, cuya exclusión es difícil y costosa, lo cual significa que prácticamente cualquiera puede acceder a ellos. Puesto que las unidades del recurso son finitas, se genera rivalidad en el consumo, ya que el uso de una cantidad determinada efectuada por una persona, reduce la cantidad total del recurso disponible para los otros” (Ostrom, E. 1999, citada por Trujillo, M. A., 2016).
Recursos naturales Bienes de origen natural que no se encuentran alterados por la actividad humana. Las sociedades se valen de estos recursos para su sustento o para lograr su bienestar y desarrollo. Comúnmente se han dividido entre los renovables y los no renovables, aunque más recientemente esa diferenciación se ha puesto en cuestión e incluso en algunos contextos el concepto mismo ha caído en desuso por ser restrictivo y por derivar en concepciones utilitaristas que los asumen de manera aislada, olvidando las relaciones ecológicas que subyacen a su existencia. A diferencia de una aproximación ecológica integral, una visión “recursista” da origen a normas e instituciones que plantean la posibilidad de orientar su “administración” de manera fraccionada.
Reforestación Para el IPCC, se trata de la plantación de bosques en tierras que han contenido bosque previamente pero que fueron convertidas a cualquier otro uso. La reforestación incluye los cuidados para que las nuevas plantas se desarrollen adecuadamente.
Reincorporación Es un proceso integral y sostenible, excepcional y transitorio, que busca la reintegración de los miembros de las otrora FARC-EP, junto con sus familias, a un tejido social basado en la convivencia y la reconciliación con los demás integrantes de la comunidad. Este proceso va acompañado de actividades productivas y de participación en la actividad democrática. Tiene en todos sus componentes un enfoque diferencial, con énfasis en los derechos de las mujeres.
Reintegración Busca que las personas desmovilizadas y sus entornos desarrollen habilidades y competencias ciudadanas, propiciando, principalmente, espacios para la convivencia y acciones de reconciliación.
Relleno sanitario El relleno sanitario es un método diseñado para la disposición final de la basura. Este método consiste en depositar en el suelo los desechos sólidos, los cuales se esparcen y compactan, reduciéndolos al menor volumen posible para que así ocupen un área pequeña. Luego se cubren con una capa de tierra y se compactan nuevamente al terminar el día.
Servicios ecosistémicos El concepto procede de una metáfora de las ciencias económicas según la cual los ecosistemas brindan servicios a la sociedad que pueden ser clasificados al menos en tres categorías: servicios de regulación, servicios de provisión y servicios culturales.
Sistemas socioecológicos/socioecosistemas Entendidos como aquellos donde las sociedades humanas interactúan y coevolucionan constantemente con su contexto biofísico no humano.
Soluciones basadas en la naturaleza Son un nuevo concepto que abarca todas las acciones que se apoyan en los ecosistemas y los servicios que estos proveen, para responder a diversos desafíos de la sociedad como el cambio climático, la seguridad alimentaria o el riesgo de desastres.
Sostenibilidad El término abarca un grupo de características del desarrollo que aseguran las necesidades del presente sin comprometer las de generaciones futuras. La definición es del informe ‘Nuestro futuro común’, de la política noruega Gro Harlem Brundtland. Para lograr un desarrollo sostenible se requiere garantizar un equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medioambiente y bienestar social.
Transferencia de tecnología Amplio conjunto de procesos que abarcan los flujos de conocimientos especializados, experiencia y equipos para la mitigación y adaptación al cambio climático entre los diferentes actores.
Transiciones socioecológicas hacia la sostenibilidad Procesos de gestión de la biodiversidad que son apropiados y agenciados por los actores sociales para modificar las trayectorias de cambio indeseado en el sistema socioecológico. Esto se logra a través de acciones concertadas hacia un estado que maximiza el bienestar de la población y la seguridad ambiental del territorio.
Variabilidad climática La variabilidad climática es una medida del rango en que los elementos climáticos, como temperatura o lluvia, varían de un año a otro. También puede incluir las variaciones en la actividad de condiciones extremas, como las variaciones del número de aguaceros de un verano a otro. La variabilidad climática es mayor a nivel regional o local que al nivel hemisférico o global. Se puede deber a procesos internos naturales dentro del sistema climático (variabilidad interna) o a variaciones en los forzamientos externos antropogénicos (variabilidad externa).
Vulnerabilidad Grado en que un sistema es susceptible o incapaz de enfrentar los efectos adversos del cambio climático, incluyendo la variabilidad climática y los extremos del clima. La vulnerabilidad es una función del carácter, la magnitud y la tasa de variación climática a la que está expuesto un sistema, su sensibilidad y su capacidad de adaptación.
“Nunca como antes tenemos un claro llamado de urgencia, de pasar pronto de los diagnósticos a los buenos propósitos, y de los buenos propósitos a acciones concretas; y nunca como ahora la retórica de oposición a que se haga algo y pronto va a ser más fervorosa y estratégica”.
Fidel Cano, director de El Espectador, durante el evento ‘Clima y deforestación en Colombia: política, oportunidades y retos’. Octubre de 2019.
Introducción
El 30 de abril de 2020, el portal web Mongabay1 contaba la historia de una comunidad en Palawan, Filipinas, que dependía económicamente casi en un ciento por ciento del ecoturismo. Palawan es un área especial de conservación de diversidad biológica, sobre todo de arrecifes de coral y poblaciones de peces. La comunidad de la zona no se había dedicado siempre al turismo sostenible. La pesca ilegal, con dinamita, cianuro y arrastre era su sustento, hasta que en 2004 empezaron a ver otras alternativas. Se organizaron en asociaciones y comenzaron a recuperar sus ecosistemas, a hacer declaratorias de áreas protegidas o figuras de manejo que resguardaran la riqueza natural con que contaban.
En 2020, antes de que iniciara la temporada alta de turismo, se declaró la pandemia mundial a causa del COVID-19. Desde el 17 de marzo no llegaron visitantes extranjeros a la zona. Debido al confinamiento generalizado en la mayor parte del mundo, la principal fuente de ingresos de la comunidad desapareció. Los habitantes dejaron de recibir el dinero de los turistas, pero, a pesar de ello, se resistieron a volver a las actividades ilegales que dañan el medioambiente. Algunas organizaciones habían fortalecido su gobernanza y capacidades a tal punto que, con los ingresos que les dejaba el turismo, tenían ahorros. En esos momentos, dicho ahorro les daba un respiro económico de por lo menos un año. Otras personas de la comunidad volvieron a la siembra y, para los demás, la pesca regulada fue un salvavidas, no solo porque garantizó su seguridad alimentaria, sino porque les permitió vender parte del pescado. Eso sí, lo hicieron garantizando que las poblaciones de peces y los ecosistemas no volvieran a afectarse. Por esto, continuaron haciendo labores de monitoreo de especies con el fin de protegerlas.
Esta noticia fue catalogada por la organización Journalism Solution Network (JSN) como una nota en la que se practica la técnica de soluciones, puesto que muestra un problema y también alternativas de solución, que pueden ser replicadas en diferentes lugares del mundo donde hay recursos naturales que proteger y que a su vez benefician a las comunidades. Esta historia, además, aborda a un mismo tiempo una crisis económica, ambiental, social y de salud.
En 2020, a causa del COVID-19, el mundo atraviesa un momento crítico en todas estas esferas. Como lo muestra la historia de Palawan, todas se interrelacionan y resulta fundamental verlas de manera conjunta si se quiere llegar a buen puerto en un futuro próximo, tanto en lo que se refiere a la pandemia como a la crisis climática, pues las soluciones propuestas no pueden dejar por fuera ninguna de ellas.
Mientras escribo este capítulo, vivimos un momento de sobreexposición a la información. Un sinfín de noticias sobre la cantidad de contagiados, muertos y recuperados de coronavirus, además de escándalos de corrupción y diferentes decisiones políticas, se toman los titulares de todos los medios de comunicación del planeta. Al mismo tiempo, sin embargo, diferentes narrativas y técnicas periodísticas empiezan a abrirse paso en esta marea comunicativa.
Una de ellas tiene que ver con noticias como la de Palawan, que buscan mostrar soluciones o enfoques que lleven a acciones. Estas historias cuentan qué se está haciendo ante estas problemáticas y cómo esas soluciones pueden ser replicadas y escaladas en contextos similares. Bajo este enfoque, una noticia ambiental se aborda con ojos económicos, sociales y, por supuesto, de salud. Y es que frente a las problemáticas ambientales pareciera que, además de denunciar, hay que inspirar transformaciones, mostrar acciones que lleven a alternativas que eviten la exacerbación de crisis como la climática.
Nunca como ahora se había hecho tan necesario que la información que se transmite cause efectos inmediatos en las audiencias, cambios de comportamiento que ayuden a enfrentar problemáticas estructurales y fundamentales como el cambio climático o el uso desmedido del plástico, dos problemas ambientales que amenazan la existencia de la propia humanidad tal y como la conocemos.
Este capítulo habla sobre esto. Habla de la necesidad de encontrar nuevos caminos o narrativas a la hora de informar sobre medioambiente. Habla de la importancia de contar los hechos catastróficos, sus causas y consecuencias, y de la relevancia de descubrir nuevas historias: aquellas que muestran soluciones probadas y demostrables a problemas que se creían insolubles; aquellas que pueden ser replicadas y/o escaladas en entornos similares.
Solo la acción colectiva puede marcar la diferencia, pero esta acción necesariamente es el resultado de iniciativas individuales; de cambios de comportamiento que se dan a partir de una información que va más allá de hacer visible un problema. Por eso, este capítulo también habla de lo que sucede a nivel cerebral cuando el ser humano está sobreexpuesto a historias que le hacen sentir que ya todo está perdido y que no hay nada que hacer.
No se trata de catalogar las noticias como negativas o positivas. Ni mucho menos de asegurar que la única técnica periodística que se use sea aquella basada en soluciones. Al contrario, es fundamental que se siga haciendo periodismo de denuncia, de datos, grandes investigaciones, que se combinen técnicas diversas. A lo que se refiere este capítulo es a que también es clave que se expongan soluciones a los problemas para que las audiencias se informen mejor y tomen decisiones y acciones en diferentes niveles. Por esto, todas las personas consultadas para la escritura de este capítulo coinciden en que no solo es fundamental que las audiencias conozcan la verdad de lo que sucede con el medioambiente, sino que también deben enterarse de las posibilidades de revertir los hechos.
Por medio de entrevistas con diferentes personajes, podemos conocer la importancia de generar narrativas para el cambio, sobre todo en temas ambientales. Así mismo, contar con una caja de herramientas para lanzarnos al ruedo y narrar historias que muestren, además de los problemas, las soluciones.
En esta guía se ha hablado en detalle sobre las problemáticas medioambientales (ver capítulo: Conflictos socioambientales) que tienen en jaque la salud del planeta y de la especie humana. Cambio climático (ver capítulo: El clima está cambiando, ¿y nosotros?), contaminación, deforestación (ver capítulo: El paisaje que configuró la violencia), degradación del suelo, producción de energía a partir de combustibles fósiles, escasez de agua, extinción de especies y pérdida de biodiversidad, invasión y tráfico ilegal de especies (ver capítulo: El valor de la biodiversidad), mala disposición de los residuos y sobrepesca son solo algunas de ellas.
Otras incluyen la contaminación del aire o la atmósfera, que genera impactos negativos en los ecosistemas, pero también diversas enfermedades en los humanos (de hecho, reduce la esperanza de vida de millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud); la generación de residuos en las ciudades, que será el doble a nivel mundial en 2025 y el triple en 2100, según un estudio de la revista Nature; y los riesgos a la seguridad alimentaria debido a la sobrepesca (de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], el 60 % de las especies de peces comerciales más importantes del mundo están sobreexplotadas o agotadas).
Para algunos las anteriores problemáticas pueden ser nuevas, pero, en cierto sentido, estas cifras, datos y conceptos están sobrediagnosticados e hipercontados. Grandes y pequeños medios de comunicación replican los comunicados e informes que emiten las diferentes instituciones y organizaciones nacionales e internacionales.
¿Y si queremos ir más allá? ¿Qué podemos hacer para revertir los sucesos que estamos reportando? ¿Qué pasa cuando, además de narrar el problema, también se ofrecen ideas de solución? ¿Qué le ocurre al cerebro cuando es bombardeado por información que le dice que ya no hay nada que hacer, que somos la peor especie sobre la Tierra y que, sin importar lo que hagamos, estamos condenados a destruirla?
Cambio de chip
Empecemos por entender lo que sucede con el cerebro humano a nivel neuronal cuando está expuesto a un flujo constante de noticias que hablan de extinción de especies, calentamiento global, desaparición de nevados, inundaciones, sequías, enfermedades por mala calidad del aire, escasez de agua, etc.: narrativas cuya lectura solo crea la sensación de que ya todo está perdido.
En diferentes universidades del mundo se han hecho estudios sobre las consecuencias que tienen las noticias negativas en las personas. Uno de los más recientes fue publicado en el Harvard Business Review por Shawn Achor, escritor y conferencista sobre psicología positiva, en conjunto con Michelle Gielan, periodista y presentadora de CBS News y hoy socia de Arianna Huffington en un proyecto que investiga cómo las historias transformadoras impulsan el éxito. Como parte del estudio, 110 personas fueron expuestas a dos condiciones: por un lado, un grupo vería, oiría o leería noticias negativas durante tres minutos, antes de las diez de la mañana; por otro lado, el otro grupo estaría en contacto durante el mismo tiempo con noticias centradas en soluciones. Gielan aclara que el segundo grupo no vio historias sobre cachorros, arcoíris o ardillas en esquí acuático, sino historias de resistencia que mostraban la importancia del comportamiento de las personas.
No se trata de catalogar las noticias como negativas o positivas. Ni mucho menos de asegurar que la única técnica periodística que se use sea aquella basada en soluciones. Al contrario, es fundamental que se siga haciendo periodismo de denuncia, de datos, grandes investigaciones, que se combinen técnicas diversas.
Luego de este contacto con las noticias, les enviaron unas encuestas a los participantes. Estas debían responderse el mismo día, ocho horas después del experimento. El instrumento contenía una batería de métricas de psicología positiva para determinar asuntos como el estrés y el estado de ánimo. Los resultados mostraron que las personas que vieron solo tres minutos de noticias negativas en la mañana tenían una probabilidad 27 % mayor de reportar su día como infeliz. Aquellos que vieron historias transformadoras, por otro lado, informaron que tuvieron un buen día el 88 % del tiempo.
Los psicólogos afirman que los seres humanos tienen un “sesgo negativo” (negativity bias), dado que su naturaleza instintiva busca prevenir el peligro. De acuerdo con Luisa Fernanda Cadena, psicóloga clínica con maestría en Investigación y Políticas Públicas Aplicadas a la Salud Mental, esto se traduce en algo como lo siguiente: “Si conozco el peligro puedo reaccionar; instinto de supervivencia”. Sin embargo, en muchos casos la reacción es la parálisis, pues la sobreexposición a noticias negativas o catastróficas hace que a nivel cerebral y neuronal se produzcan altos niveles de cortisol, lo que puede generar depresión, aumento de peso, dolor de cabeza, enfermedades coronarias y dificultades en la memoria y la concentración. En resumen, la mente y el cuerpo enferman. (Ver entrevista completa con Luisa Cadena).
El sesgo negativo también es llamado asimetría positiva-negativa, pues es la tendencia no solo a registrar estímulos negativos de manera más fácil, sino también a detenernos en ellos. Es decir, no solo sentimos más el dolor que la alegría, sino que, sobre todo, lo recordamos con mayor facilidad. Varios estudios han demostrado que esta condición hace que la tendencia hacia la información catastrofista sea mayor y que las noticias de este tipo sean percibidas de manera inmediata y como verdaderas. De hecho, estas noticias se quedan en la retina por mucho más tiempo, dado que el contenido negativo llama más la atención: un caldo de cultivo para seguir en la línea narrativa periodística tradicional.
Por su parte, en 2008, un estudio de la Associated Press realizado con jóvenes adultos encontró evidencia de “fatiga noticiosa”: la exposición a las noticias catastrofista provocó una respuesta de impotencia condicionada en muchos participantes. Una y otra vez, el sesgo negativo de las noticias influye en el deseo de desvincularse.
Achor y Gielan afirman en el estudio publicado en el Harvard Business Review que “las noticias negativas influyen en cómo enfocamos nuestro trabajo y los desafíos que enfrentamos en la oficina porque nos muestran una imagen de la vida en la que nuestro comportamiento no importa”. Así mismo, la investigación también concluye que “la mayoría de las noticias muestran problemas en nuestro mundo, sobre los que podemos hacer poco o nada. Vemos que el mercado cae 500 puntos o que ISIS está listo para atacar y nos sentimos impotentes para cambiar esos resultados. En psicología, creer que nuestro comportamiento es irrelevante frente a los desafíos se llama ‘impotencia aprendida’, lo que se ha relacionado con un bajo rendimiento y una mayor probabilidad de depresión”.
La impotencia aprendida o la creencia de que el comportamiento de las personas no importa son ideas que, por lo menos en términos medioambientales, deben cambiarse. Probablemente existan temas en los que actuar no es tan relevante, pero para frenar la crisis climática, la destrucción de ecosistemas y especies y mejorar la calidad del aire, la información científica no solo debe ser comunicada en un lenguaje claro y comprensible; también debe inspirar y dar elementos que generen transformaciones.
En este sentido es válido preguntarnos: ¿queremos audiencias deprimidas y paralizadas frente a los sucesos? Por supuesto que no. Más adelante veremos cómo, aunque existe una tendencia a preferir noticias negativas, la gente dedica más tiempo a ver, leer y oír información que les muestra soluciones. Aunque parece contradictorio, es precisamente lo que está sucediendo y nos deja ver que hay audiencias dispuestas a actuar.
Narrativas de cambio
“Básicamente me cansé de contar noticias negativas”, explicó Michelle Gielan al HuffPost cuando le preguntaron por su cambio de enfoque. Durante años, Gielan había sido periodista de CBS News y desde ese noticiero le había contado al público sobre desastres naturales, recesión financiera y masacres, entre otros temas. Frente a su experiencia, y agobiada por su quehacer diario, comenzó a investigar y ver si había una manera de contar noticias, negativas o positivas, de una manera más efectiva, que además de involucrar al público creara un cambio positivo y sostenible, cuantificable en el largo plazo.
Gielan no ha sido la única periodista que ha buscado otros enfoques para contar las historias. David Bornstein y Tina Rosenberg, periodistas de The New York Times, también comenzaron a hacerlo por medio de un espacio al que llamaron Fixes. Más adelante, en conjunto con Courtney R. Martin, periodista y escritora, crearon Solutions Journalism Network (SJN), una iniciativa que se extiende por el mundo enseñando una nueva técnica: el periodismo de soluciones, entendido como la cobertura rigurosa y basada en evidencia de las respuestas a problemas sociales.
De acuerdo con un estudio hecho en 2015 por la BBC, el 64 % de los encuestados menores de 35 años dijo querer que los medios ofrezcan soluciones a los problemas presentados en la cobertura. Y es que, según lo planteado por los miembros de la SJN, así como lo visto en el apartado de la respuesta psicológica de los humanos, la cobertura negativa produce una postura defensiva, no un cambio. Esta percepción de impotencia lleva a la apatía. (Ver entrevista con Liza Gross, periodista y vicepresidenta de prácticas de cambio de Solutions Journalism Network).
La necesidad de dar un giro en la manera y el enfoque de contar las historias tiene una aplicación muy importante en temas medioambientales, pues es uno de los asuntos que requieren generar más acciones, transformaciones y toma de decisiones para revertir una realidad que tiene en peligro la existencia de la humanidad.
Silvio Funtowicz, filósofo analítico y parte del Centro de Estudios de Ciencia y Humanidades de la Universidad de Bergen en Noruega, afirma, en su artículo “From Risk Calculations to Narrative of Danger”, que el papel de las “narrativas de cambio” no solo aplica para temas de cambio climático, sino también para el nexo entre la ciencia y la sociedad en el ámbito global y local. “Las narrativas de cambio son ambiguas; pueden ser narrativas de riesgo (la versión tecnocientífica del peligro) o pueden ser narrativas de adaptación (que contribuyen a aumentar las capacidades de mejora)”. En este sentido, las narrativas de cambio, en palabras de Funtowicz, son “nuevas formas de definir los problemas climáticos y, en consecuencia, de abrir la ventana a nuevas soluciones”.
Para contar el cambio climático el camino elegido ha sido desde siempre el peligro, la catástrofe y, ahora, la urgencia. Según el japonés Shinichiro Asayama y otros investigadores socioambientales, esta traducción discursiva del peligro puede ayudar a aumentar la sensación de urgencia, como lo demuestra la reciente aparición de un movimiento climático juvenil. No obstante, también puede llevar a establecer límites temporales que terminen siendo políticamente contraproducentes en la lucha contra el cambio climático2.
Frente a esto, muchos coinciden en que tal vez el lenguaje y el catastrofismo no han sido el camino correcto, pues los cambios no son visibles. Liza Gross, vicepresidenta de prácticas de cambio de SJN, considera que ese tal vez ha sido el error del movimiento ambiental. Sin embargo, Natalia Lever, directora para Latinoamérica de The Climate Reality Project, la fundación de Al Gore, cree que primero era necesario prender la alarma, y desde la ciencia hablar de la urgencia y del peligro. Pero ahora aboga por que, además de esto, también se muestren las soluciones. (Ver entrevista con Natalia Lever, directora para Latinoamérica de The Climate Reality Project).
Las salas de redacción, no obstante, siguen siendo renuentes a darles mayor porcentaje a las noticias que muestran soluciones, que inspiran y que generan cambios. El periodismo tradicional sigue viendo técnicas como la del periodismo de soluciones como notas rosas. No obstante, lo que reportan organizaciones como SJN es que, en términos de métricas y de periodismo digital, las soluciones generan mayor fidelidad de las audiencias, tiempo en las sesiones e interacciones.
Cuando el individuo piensa que hay alguna posibilidad de respuesta al problema se muestra más receptivo y atento a la información. La SJN hizo un experimento y evidenció que los lectores pasan más tiempo en un artículo de soluciones que en un artículo sin soluciones. En el experimento y en la prueba de campo, los lectores que vieron la versión de las soluciones pasaron aproximadamente 30 segundos más en la página, o casi un 25 % más de tiempo, que los que vieron la página del artículo sin soluciones.
Por su parte, la investigación de Gielan muestra que informar sobre soluciones a los problemas de la sociedad, o al menos enmarcar las noticias negativas de una manera que no sugiera que los problemas sean insolubles, también “vende”. El enfoque más optimista afecta todo, desde el estado de ánimo de los lectores hasta la probabilidad de que compartan contenido, siendo este último un objetivo clave de los periodistas modernos.
En un trabajo realizado en la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, los investigadores analizaron las entradas en la lista “más enviada por correo electrónico” de The New York Times durante tres días. Después de controlar el nivel de excitación emocional provocado por las historias, descubrieron que los artículos positivos se compartían con más frecuencia que los negativos.
El diario estadounidense Seattle Times también hizo su propia medición. Se trató del Test A/B de reacción de audiencia, que arrojó los siguientes resultados:
Otras respuestas dadas por los lectores mostraban que el 75 % estuvo de acuerdo con la afirmación: “Después de leer el artículo, creo que hay formas efectivas de abordar el problema”; el 62 % manifestó que el artículo le hizo cambiar su opinión frente al tema; y el 87 % dijo que apreciaba el enfoque en una solución que parece estar dando resultados.
Todo lo anterior es información relevante para las redacciones colombianas que están considerando, así sea tímidamente, hacer ajustes en sus narrativas. (Ver entrevista con Rahomir Benítez, director de contenidos de El Meridiano).
2Para una argumentación detallada, ver Asayama et ál. (2019).
Preguntas y respuestas
Para llevar a la práctica y tener una mirada de la realidad de lo dicho en este capítulo, conversamos con cuatro expertos que trabajan en diferentes frentes las narrativas de cambio. Desde su disciplina, cada uno de ellos reconoce la importancia de hacer periodismo de denuncia o tradicional, pero también de ir más allá y darles a las audiencias información que lleve a la acción. Una periodista convencida del desarrollo de la técnica de soluciones para generar transformaciones en la sociedad; una psicóloga clínica que explica lo que sucede neurológicamente cuando solo estamos expuestos a noticias catastróficas; una abogada y activista medioambiental, segura de la necesidad de actuar; y, finalmente, un director de contenidos de un medio regional colombiano que decide a diario qué enfoque darles a los artículos.
“Las notas de soluciones buscan hablar de iniciativas que transforman el statu quo”.
Entrevista con Liza Gross
Periodista y líder de medios. Fue editora general de The Miami Herald, editora ejecutiva de El Nuevo Día, en Puerto Rico, y editora del Chicago Tribune. Ahora es vicepresidenta de prácticas de cambio de Solutions Journalism Network
¿Cuándo y por qué se comienza a hablar de periodismo de soluciones? Liza Gross: El periodismo de soluciones que nosotros practicamos en mi organización, Solutions Journalism Network, fue lanzado por Tina Rosenberg, y David Bornstein y una tercera periodista, Courtney Martin, hace como siete años. El interés de ellos era visibilizar a través del periodismo las respuestas que están funcionando, que en muchos casos no reciben la atención que deberían periodísticamente, porque desde la formación profesional nos enseñan a que nos interese lo que no funciona. Usualmente nos interesa lo disfuncional, hacer la denuncia del problema, catalogar las varias perspectivas y aspectos del problema, pero somos muy renuentes a cubrir el tema de las soluciones por miedo a que se perciba como favoritismo o como activismo. Sin embargo, Tina y David demostraron que la técnica de periodismo de soluciones puede visibilizar una respuesta que está funcionando o que arroja evidencia de éxito a un problema social sin caer en el activismo, el sensacionalismo o el favoritismo.
¿Cómo recibió el mundo el periodismo de soluciones? L. G.: Nosotros siempre queremos no exagerar ni crear una falsa expectativa. Esto no es un movimiento, no es periodismo cívico, es una técnica, como la técnica del periodismo investigativo, como la técnica de la entrevista, y si tú te atienes a ello vas a producir excelente periodismo. Nuestro primer interés fue Estados Unidos. Aquí estábamos, aquí trabajábamos y había mucho que hacer, especialmente por la coyuntura económica que la industria periodística estaba atravesando, sobre todo los periódicos, pero también las radios, y ya se están empezando a ver los problemas en la televisión. Había mucho interés en nuevas formas de trabajar, en hallar un modelo económico que permitiera producir buen periodismo. En fin, todos estos factores estaban aliados. Pero de pronto nos empezaron a contactar de diferentes países del mundo, especialmente de Europa, donde se practica el periodismo constructivo; también en Francia hay algo que se llama periodismo de la esperanza o los periodistas de la esperanza; España lo llama periodismo en positivo; en Londres hay algo similar. O sea que ellos no practican algo exactamente igual a lo nuestro, pero trabajamos juntos por medio de talleres y conferencias para incentivar nuevas narrativas. Así mismo, hemos trabajado en África y en Latinoamérica, en Colombia y sobre todo en Argentina, donde Carlos Guyot, exdirector del periódico La Nación y fundador de Red/Acción, ya estaba haciendo, a través de su emprendimiento digital, periodismo de soluciones sin conocernos.
Este tipo de técnicas periodísticas a veces no son muy bien recibidas por los reporteros. Aún existe la idea de que todo debería ser denuncia o “temas duros”. ¿Cómo han ido rompiendo el paradigma? L. G.: Dentro de las redacciones, y eso también se ha dado aquí en Estados Unidos, sin duda estamos en un periodo de transición. Cada vez que uno presenta estas ideas nuevas hay fuerzas un poco más establecidas o partidarias de la forma de hacer las cosas de manera tradicional y no experimentar, o [fuerzas] que siguen pensando que el audience engagement o la interacción con las audiencias es una pendejada. Que creen que yo como periodista soy el que sabe qué es lo que hay que hacer y qué es lo que debo decirle al consumidor de noticias, y basta. Pero, gradualmente, esta es una práctica que se va abandonando. Cada vez son menos y menos las personas que piensan así. Es un poco generacional, aunque también debo decir que hay periodistas veteranos que están entusiasmadísimos por hacer cosas nuevas. La mente cerrada no reconoce límites. Pero hay que insistir: mostrar algunos ejemplos, pero no en el fragor de la batalla. No es cuestión de ir cinco horas antes del momento del cierre o aprovechar los momentos más tranquilos. Ser estratégico y receptivo. Venir con una idea. Tener un plan específico que le demuestre al encargado de la redacción que no va a ser un peso excesivo para la rutina.
¿Cómo evitar confundir el periodismo de soluciones con periodismo positivo o la nota rosa, y mucho menos que se muestre como un content market o publirreportaje, es decir que la gente crea que alguien está pagando por esa información? L. G.: ¿Has escuchado hablar del caso de las Patronas en México? ¿Estas mujeres que todos los días preparan paquetes de comida, se van a la vía del tren que lleva migrantes centroamericanos a Estados Unidos y les lanzan las bolsas de comida cuando pasan? Es conmovedor, pero eso no es una nota de soluciones. Las notas de soluciones buscan hablar de iniciativas que transforman el statu quo; es una nota legítimamente periodística, pero estas señoras no transforman nada. Ellas tratan de remediar un problema, sin embargo, no están llevando a cabo un proceso para cambiar cómo están dadas las reglas del juego o para remediar de fondo el tema de la migración por razones económicas, ni siquiera para solucionar el problema del transporte y la seguridad.
El periodismo de soluciones busca analizar respuestas y evidencias que pretenden resolver sistémicamente un problema, y que sean replicables en otras comunidades. Y no tiene que ser un problema ambicioso, puede ser un problema modesto. Siempre cuento una nota muy divertida: en el aeropuerto de Ámsterdam estaban cansados de que los caballeros, cuando iban al baño, no apuntaran dentro del inodoro. Entonces a alguien se le ocurrió pintar una mosquita al fondo del pisuar, y ningún caballero puede resistir las ganas de apuntar y hacerlo bien. Con esto resolvieron un problema de salud pública. Te doy otro ejemplo: en un hospital público de Detroit, el equipo de salud (una médica y una enfermera) encontró la manera de que las madres afroamericanas amamantaran a sus hijos3. Generalmente, ellas no lo hacen por asuntos culturales, y eso genera una alta mortalidad entre los recién nacidos. Ahora esta idea se implementa en otros hospitales de Estados Unidos. Claro que también es periodismo de soluciones una iniciativa millonaria que invierte en un excelente sistema de rellenos sanitarios de una ciudad. Así mismo, un proyecto oficial puede ser periodismo de soluciones, y puede dar su resultado.
Pero la idea de eso es estudiar cómo algo que se veía como un problema se va resolviendo. Se trata de identificar una problemática que se veía insoluble y ver quién la ha resuelto y con qué resultados, sin sensacionalizar. Además, es importante ver cuáles son los aspectos que no han funcionado. Eso es fundamental para distinguirlo del ‘periodismo rosa’. Hay que contrastar, más allá de la fuente, lo que ha sucedido en diferentes lugares.
El periodismo de soluciones apunta al proceso, no solamente al resultado. Se enfoca en problemas grandes o pequeños que se han visto como insolubles. No sensacionaliza y tampoco asume que esta solución sea única en el mundo. Nunca dice “esta es la panacea”, pero sí dice “esta es una manera en la que los ciudadanos o la comunidad han resuelto este problema”. Otra característica es que crea un diálogo mucho más rico con el público, porque cuando tú presentas un problema y dices, por ejemplo, la selva tropical en el suroccidente de Colombia va a desaparecer en diez años por contaminación, ¿a dónde más vas allí? No hay nada más de qué hablar, salvo que quien consume esas noticias diga: ¡terrible! Pero no hay nada más que hacer. En cambio, si tú encuentras que en Brasil, en una parte del Mato Grosso, una comunidad encontró una forma de combatir la deforestación, pues buscas las similitudes con Colombia y cuentas la historia con el ánimo de que pueda replicarse, y hay esperanza de que algo puede cambiar.
Esto, además, ofrece otro panorama al consumidor de noticias que se ve reflejado en el time on page, es decir, en el indicador del tiempo que pasa la gente leyendo una nota de soluciones. Hemos hecho muchos análisis y hay algo que se repite constantemente: el lector pasa mucho más tiempo con una nota de soluciones que con una nota de periodismo tradicional.
¿Podría decirse que el periodismo de soluciones puede ser una herramienta para contar la realidad medioambiental? Es decir, en asuntos como el cambio climático se necesitan transformaciones de comportamiento y acciones puntuales. ¿Cree que si se muestran más soluciones, la gente se va a mover más? L. G.: El periodismo de soluciones no te dice “cambia este comportamiento”, pero te muestra una instancia en la cual el cambio de comportamiento lleva a esto o a aquello, y te puede inspirar a hacer algo similar.
El cambio climático es un asunto tan amplio que algunas cosas pueden escapar a nuestra potencia como humanos. No sabemos si a lo mejor ciertas fuerzas en nuestro planeta evolucionan así, y no hay nada que podamos hacer. Pero para lo que está demostrado y en lo que nosotros tenemos injerencia o estamos provocando unas reacciones adversas en la Madre Tierra, ahí sí se puede practicar el periodismo de soluciones.
El periodismo de soluciones busca analizar respuestas y evidencias que pretenden resolver sistémicamente un problema, y que sean replicables en otras comunidades.
Infortunadamente, el movimiento ambiental ha sido uno de los peores a la hora de mandar los mensajes a los consumidores de noticias, porque la mentalidad catastrofista, al igual que esa idea del castigo por no actuar, a lo único que lleva es a que la gente no quiera escuchar más sobre el tema y a que los que no creen en el cambio climático sigan no creyendo, y a que los que creen, sientan que no hay nada más que hacer que meterse en la cama y quedarse ahí hasta que todo explote.
Obviamente sí, todo es un desastre. Pero hay millones de actividades, esfuerzos, iniciativas que no se visibilizan regularmente y que de hacerlo podrían dar otras perspectivas, enriquecer, adoptarse inmediatamente, tener toda clase de repercusiones positivas. Y no es la notita rosa. No es: mi amiga María ha creado un enjambre de abejas en el patio de su casa para hacer su propia miel. ¡No hablamos de eso! Aunque sí del movimiento de casas que son neutrales en sus emisiones de CO2 o del impacto al medioambiente. Entonces, si estás a punto de construirte una casa, ¿por qué no hacerlo de manera sostenible?
Cuando ves la imagen del osito polar o del iceberg derritiéndose, eso te dice que ya no puedes hacer nada, y dejas de hacer cosas que sí puedes hacer. Ese tipo de narrativas te exime de la responsabilidad de hacer lo que sí puedes, por ejemplo un excelente reciclaje.
Hay un montón de iniciativas que en este momento están ocurriendo, que podrían ser replicables y escalables. Y una manera de hacerlo posible es visibilizándolas. Pero es importante recordar que para que realmente obtengan esta respuesta deben ser soluciones probadas, resultados comprobables casi que científicamente.
3El caso al que se refiere Liza Gross es el del Hospital y Centro Médico St. John en Detroit, donde se creó el programa Mother Nurture, que consistió en identificar a un grupo de madres lactantes afroamericanas y hacer con ellas un trabajo de concientización y empoderamiento sobre la importancia de amamantar a sus hijos. El cuerpo médico, a través del equipo de Servicios Femeninos, hizo esta formación desde datos científicos. Cuando contó con un grupo de mujeres afroamericanas formadas, ellas empezaron a hablar con nuevas madres lactantes. Era una conversación bien recibida, porque se sentían en más confianza e identificadas. Esta experiencia se ha ido replicando en otros hospitales y estados en Norteamérica.
“La gente necesita la verdad, pero también necesita esperanza para poder tomar decisiones”.
Entrevista con Luisa Fernanda Cadena
Psicóloga clínica con maestría en Investigación en Psicología de la University College London y maestría en Políticas Públicas en Salud Mental de la Universidad de Oxford
¿Qué pasa en el cerebro de las personas cuando ven, leen u oyen noticias negativas? Luisa Fernanda Cadena: Paradójicamente, el cerebro está un poco programado para preferir las noticias negativas. No porque nuestra salud mental esté mal, sino porque el cerebro en general prefiere o necesita saber primero lo que puede llegar a ser peligroso para poder prever posibles soluciones. Entonces, qué pasa: el cerebro escucha las noticias negativas y el cuerpo genera una alerta que se traduce emocionalmente en incertidumbre y cerebralmente en cortisol, que es la hormona (neurotransmisor) que el cerebro segrega cuando, por ejemplo, estás a punto de comenzar una pelea, una argumentación, o cuando te van a robar.
Los altos niveles de cortisol en el cerebro, generados de manera constante –que es como llegan las noticias negativas–, llevan a depresión, aumento de peso, dolor de cabeza, enfermedad coronaria, dificultades en la memoria y baja concentración.
Por otra parte, las noticias se presentan como problemas irresolubles, lo cual genera frustración, que cerebralmente se traduce en altos niveles de cortisol y en una reducción de serotonina y endorfina. Así mismo, las malas noticias a largo plazo comienzan a generar cosas similares al estrés postraumático. En la medida en que lo repites y lo repites, vas aumentando el nivel de estrés.
¿Es posible cambiar esa tendencia del ser humano a preferir lo negativo? L. F. C.: Sí, eso es una cosa filogenética, es instintiva; pero los seres humanos estamos atravesados indiscutiblemente por el lenguaje, y muchos asuntos que son instintivos pueden ser moldeados por la experiencia. Si tú empiezas a observar, hay mucha gente que prefiere no ver noticias, no prender el televisor, apagar las redes. Las personas empiezan a darse cuenta de que necesitan mantenerse informadas, pero no quieren que llegue a su sistema un bombardeo de noticias negativas, porque les hace daño.
En ese orden de ideas, ¿qué generan las noticias que muestran soluciones a los problemas? L. F. C.: Exactamente lo contrario. Cerebralmente, las noticias positivas, esperanzadoras, que muestran que todavía se puede hacer algo, elevan los niveles de serotonina y endorfinas, generan altos grados de concentración y memoria, y mejoran el estado del ánimo.
Esto es muy claro en los adolescentes, por ejemplo. Para ellos, las noticias que no muestran la posibilidad de un cambio son peores. Por el momento de vida en el que están, los jóvenes tienen mayor tendencia a deprimirse al no ver futuro, y para quienes tienen ideaciones suicidas los pueden llevar incluso a intentarlo. Si uno analiza la historia de Greta Thunberg, se da cuenta de que solo cuando ella empieza a hacer algo por tratar de combatir el cambio climático, comienza a salir de su estado de depresión.
Las buenas noticias pueden generar, en términos neuropsicológicos, mejores procesos de decisión. Como estás más concentrado puedes ver de manera más clara las decisiones. Es importante saber lo que está pasando; pues también el bien sucede. Hay personas que están buscando soluciones. La gente necesita la verdad, pero también necesita esperanza para poder tomar decisiones.
Usted habla de algo muy importante: la acción. En temas medioambientales es fundamental lograr que la información genere cambios. ¿Cómo debería hacerse? L. F. C.: Ya se dijo que el cortisol es generado por el miedo, y usualmente esto lleva a la parálisis, no sin antes pasar por un estado de desesperanza profunda. El medioambiente se ha manejado así, desde el miedo, con mensajes como “estamos acabando con todo”. Las fotos muestran cómo antes había nevados y ahora ya no hay; cómo antes había árboles y ahora ya no hay. Y bueno, llevamos años viendo la catástrofe, y sin embargo vemos que las cosas no cambian, lo que muestra que tal vez no sea por ahí. Hay que cambiar las narrativas. No se trata de mentir, pero sí de poner en una balanza la cantidad de notas que llevan a la inacción y aquellas que nos pueden llevar a la acción, y optar por transmitir más las segundas.
El ser humano debe tener la capacidad de recibir así mismo las “malas noticias”. Pero ahí también hay que evaluar la manera como se presentan, cuestionarse si están llevando a alguna solución o si solo dejan incertidumbre. Es un reto para el periodismo lograr que la información no sea simplemente mostrar datos que casi siempre no llevan a nada. Es importante evaluar esa sensación de incertidumbre.
“No se puede solo hacer sonar la alarma. Hay que acompañarla con soluciones”.
Entrevista con Natalia Lever
Directora para América Latina de The Climate Reality Project, México. Esta es la ONG fundada por el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, con el propósito de impulsar soluciones frente al cambio climático en todos los niveles de la sociedad
¿Qué hace The Climate Reality Project? Natalia Lever: Surge a partir de una película que se llama Una verdad incómoda. Fue la primera vez que la opinión pública, que la masa de gente empezó a hablar de cambio climático. Allí Al Gore hizo una presentación sobre la ciencia del cambio climático y contó a qué nos estábamos enfrentando; de nuevo, el público pudo empezar a implicarse en la toma de decisiones. Después decidió formar la organización para darles voz a otras personas, porque pensó: si yo he podido hacer esto con mi voz y he podido alcanzar a mandatarios y gente que tiene poder en la toma de decisiones, voy a empoderar a ciudadanos para que conozcan sobre la ciencia, la economía, la política y las comunicaciones necesarias, y así hacerles ver a los tomadores de decisión qué rumbo hay que tomar. Al día de hoy ya hemos entrenado a más de 20 000 personas en el mundo, ciudadanos que vienen de todos los caminos y edades, porque estamos convencidos de que todos tenemos un papel que desempeñar para enfrentar el cambio climático.
Hay que cambiar las narrativas. No se trata de mentir, pero sí de poner en una balanza la cantidad de notas que llevan a la inacción y aquellas que nos pueden llevar a la acción, y optar por transmitir más las segundas.
Cuando uno ve los primeros discursos de Al Gore, el enfoque es más catastrofista. ¿Cómo enfocan la narrativa y el lenguaje en la organización para generar acción? N. L.: Como nosotros lo vemos, el trabajo que hacemos en términos de educar al público es devolverles el derecho a conocer la verdad detrás de la crisis climática. Y esa verdad tiene dos caras, por así decirlo. Una es que hay un riesgo alto, y esa es una realidad de la que tenemos que hablar: el riesgo humano en el que están varias comunidades; la desigualdad con la que enfrentan las consecuencias diferentes grupos sociales; también las pérdidas económicas, que cada vez son mayores. Nuestra intención no es el amarillismo ni utilizar sentimientos de urgencia para movilizar. Simplemente, estamos regresando a la población el derecho a saber en dónde estamos parados.
Pero también es verdad que tenemos las soluciones a la mano, que las tecnologías avanzan cada vez más rápido y que, por tanto, la capacidad de revertir las cosas también se podría elevar. Así como es verdad que estamos ante un riesgo muy grande, y la manera en que hemos llevado nuestra actividad económica no solo nos pone en riesgo, sino que lo hace de forma desigual, también es verdad que tenemos las soluciones a la mano y que estamos a tiempo para prevenir las consecuencias más devastadoras que podría ocasionar el cambio climático en el ámbito económico y humano.
¿En qué se enfoca su narrativa? N. L.: Nuestra narrativa siempre se ha basado en la ciencia y en hacer que la gente conozca cuál es la verdad y cómo comunicar esa verdad con su comunidad y con los tomadores de decisiones en todos los ámbitos. En el ámbito gubernamental, en su empresa, en su edificio… porque todas las soluciones van a requerir una colaboración. Y mientras mejor informados estemos acerca de la ciencia y de las historias humanas detrás del cambio climático, de la tecnología y de las nuevas inversiones de la economía verde, vamos a estar mejor equipados para llevar esa verdad a las personas que pueden llegar a esa solución.
En términos de efectos o respuestas, acciones o cambios de comportamiento, ¿cuáles mensajes creen que funcionan más: los catastrofistas o los inspiradores/esperanzadores vistos a través de posibles soluciones? N. L.: Hay varios estudios que hablan acerca de la comunicación del cambio climático. Algo muy claro es que cuando se comunica solamente la parte del riesgo y la catástrofe, esto causa que la gente se desentienda y no quiera seguir escuchando porque se asusta. Entonces, uno no puede solamente hacer sonar la alarma. Tenemos que ir más allá y mostrar soluciones. Intentamos hablar de las consecuencias y las catástrofes a través de historias humanas: de personas detrás del incendio o el huracán, de la sequía o la inundación, e intentamos generar empatía en las personas. Esas son historias de gente que está atravesando por una situación que puede ser remediable y por eso el foco siempre estará en las soluciones. Es importante conocer estas historias, porque si no tampoco habrá motivación de entender cuál es el problema.
Hay que generar empatía y no solamente usar números y datos, porque somos animales, aunque razonemos de una manera diferente a otros seres. Tenemos un cerebro que es muy instintivo y no utiliza tanto el lóbulo frontal, el cual nos ayuda a razonar con mayor profundidad. Por ejemplo, si asustamos a alguien a quien queremos acercar de alguna manera a la conversación, pues no sirve de nada; lo que va a responder el cerebro es: me asusto, me cierro, no quiero saber de esto porque además nadie lo puede resolver. Entonces, cuando hablamos de la verdad, lo hacemos con historias, mostramos el problema y muy rápidamente contamos soluciones. Tan contundente es contar la realidad que nos está pasando como la habilidad de contar que esto tiene solución.
“Me interesa explorar cómo la crisis de salud del coronavirus está teniendo impacto en nuestra relación con el planeta”.
Entrevista con Rahomir Benítez
Periodista. Director de contenidos en El Meridiano de Córdoba
¿Cómo funciona la redacción de El Meridiano? ¿Cuentan con una sección específica de medioambiente? ¿Cuántos periodistas están asignados a esta fuente? Rahomir Benítez: No tenemos una sección de medioambiente. Pero sí tenemos periodistas a los que les gusta trabajar el tema, y un domingo al mes sacamos una página dedicada al medioambiente. Es una página variable que se alterna con otros temas. Nosotros no tenemos un periodista exclusivo para la fuente, sino dependiendo de quién esté interesado, lo hace. En la página de agro y economía a veces también tocamos temas ecológicos y de medioambiente. Si durante la semana pasa algo que nos parezca relevante, lo ubicamos ahí. Así mismo, hay una periodista que está pendiente de la información que publican, por ejemplo Parques Nacionales Naturales o la Corporación Autónoma Regional; es decir, las instituciones ambientales.
¿Cuáles son los principales temas/problemáticas medioambientales abordados en esta zona del país? R. B.: Lo principal son los cultivos ilícitos por todo lo que significan. Primero, la pelea de sí o no al uso de glifosato, y segundo por el tema de los conflictos alrededor del Parque Nacional Natural Paramillo, que es el que tenemos cerca. Esos son los temas más importantes. Otro asunto que para nosotros es relevante es el agua, sobre todo cuando se empieza a quitar terreno a humedales y/o a cerrar bocas de acceso a humedales y caños perjudicando a las comunidades, bien sea por sequía o por inundación.
¿Con qué frecuencia salen temas medioambientales, tanto en el periódico impreso como en la web? R. B.: No te puedo decir que todos los días sacamos noticias, pero cada vez que sucede un hecho, nosotros estamos muy atentos. La persona que está pendiente de cubrir la fuente de medioambiente, cada vez que hay oportunidad de sacar una noticia, lo hace. Y fijo, la página que te mencioné, que sale un domingo cada mes.
Si tuviera que hablar de un enfoque para las notas medioambientales, ¿cuál diría que le dan? Es decir, ¿son más de denuncia, inspiradoras, propositivas? R. B.: Nuestras notas son generalmente de denuncia. Nosotros nos caracterizamos por denunciar cuando las cosas se están haciendo mal, por ejemplo, la tala de bosques, la deforestación…. todo ese tipo de cosas. Hemos estado denunciando siempre todo lo que sucede alrededor de los humedales. Pero si encontramos gente que se preocupa y que trabaja y hace las cosas bien, que crea empresa a través del medioambiente, nosotros también somos propositivos. Hay una cosa que se llama la Burroteka4, el árbol de moda que todo el mundo sembró y ya están recogiendo. Entonces, a ellos les hemos hecho como dos o tres notas positivas, pues promueven la compra de madera legal. Están haciendo una economía sobre este tema. Entonces, uno esas cosas las pone como ejemplo para que se replique.
Esa nota que usted cuenta se podría catalogar como periodismo de soluciones. ¿Cuál es la percepción del periódico frente a esta técnica periodística? R. B.: En El Meridiano, cuando pensamos en este tipo de notas, pues entonces buscamos quién tiene la solución para superar el problema. Hay temas en los que encontrar eso es mucho más difícil –por ejemplo, lograr que nuestros campesinos dejen de sembrar coca es complicado–. Pero hay otros menos difíciles y ahí se busca que las diferentes entidades muestren qué están haciendo para solucionar el problema.
Entonces, uno la usa en el momento en que la cree conveniente. Pero lo cierto es que nuestro estilo en El Meridiano es denuncia. Es un periódico que está pendiente de cuando las cosas se hacen mal. Nosotros tenemos espacio para noticias positivas, claro, y cuando las hay las hacemos públicas porque no todo es malo, y conocemos acerca de las noticias propositivas. De pronto no en medioambiente, pero sí en otros temas, en publicaciones especializadas.
Todavía no tenemos una revista ambiental, por ejemplo, pero tenemos revistas especializadas en otros temas como urbanismo y educación. Sin embargo, hace dos años sacamos un coleccionable de medioambiente, un libro de casi 200 páginas hablando de ríos, mares y ciénagas de los departamentos de Córdoba, Sucre, Bolívar y el norte de Antioquia. Era como una guía para que la gente pudiera ubicarse y ver qué tantos recursos hídricos teníamos y cómo estábamos. Una apuesta que hicimos.
Un tema como el cambio climático, ¿cómo lo cubren? ¿Es de su interés? ¿Toman información de agencias internacionales? R. B.: El cambio climático no es un tema de primer orden para nosotros, porque nuestro periódico no es ambiental, pero cuando esto toca mucho la región, cuando nos vemos afectados por sequías o inundaciones, cubrimos las noticias. Cuando estas son de nivel mundial, que se salen del orden y que son de mucho interés, también las publicamos. Pero hay otras que no. Las notas internacionales se toman de agencias y otros medios cuando están bien hechas.
¿Qué temas medioambientales cree que deberían tener más fuerza en la región donde está su medio de comunicación? R. B.: Nosotros buscamos temas que “le peguen” a la gente, que la gente sienta que de verdad tiene que ver con ellos.
Tomado y adaptado del manual básico de periodismo de soluciones de Solutions Journalism Network
¿Cómo encontrar una historia basada en soluciones?
Estas son algunas fuentes o lugares donde puede hallar información para añadirle rigurosidad a su trabajo y darle un giro a su historia:
Consulte trabajos académicos revisados por expertos: los estudios de caso y las reseñas de la literatura especializada pueden ayudar a sacar a la luz cosas que funcionan en distintos ámbitos. Google Académico es un buen lugar para empezar. Escriba algunas palabras clave (por ejemplo, crisis climática y salud humana) y trate de ajustar el periodo sobre el que realiza la búsqueda. Incluso leyendo algunos resúmenes podrá darse una idea de la nueva forma de pensar en un determinado ámbito.
Hable con expertos académicos: si tiene la oportunidad, intente ponerse en contacto con los autores de trabajos académicos relevantes. Hágalo a través de las oficinas de prensa de las organizaciones. Muchos de ellos además tienen cuentas en redes sociales y este es un buen camino para contactarlos. Entrevístelos, aunque solo sea para ampliar el contexto.
Revise los informes oficiales: en cuestiones de medioambiente existen diferentes instituciones que proveen estudios sobre cambio climático, agua, océanos, biodiversidad, entre otros temas. Tenga en cuenta estos datos y mire cómo se pueden aplicar al problema que está estudiando y, sobre todo, a la solución.
Hable con personas que participan en la implementación: una de las diferencias entre el periodismo de soluciones y el periodismo tradicional es el énfasis en el “cómo”. Las buenas historias orientadas a soluciones no solo informan qué está ocurriendo, sino también todos los pequeños detalles de cómo se está haciendo o llevando a buen curso esa solución. Por ese motivo, con frecuencia es bueno hablar con la gente que participa directamente en la implementación de una idea.
Consulte a las personas y organizaciones que están en contacto permanente con el problema que está investigando: por ejemplo, si su tema es deforestación en la Amazonía, hay muchas organizaciones que trabajan en paralelo en este tema, pero lo hacen de manera diferente. Hacer seguimiento a lo que funciona y a lo que no puede dar una perspectiva de solución. Así mismo, esta red de organizaciones ambientales puede mantenerlo informado de nuevos hallazgos o elementos frente al tema de trabajo.
Pasos para contar historias desde un enfoque solución/acción
1. Identifique un problema o un tema preocupante en su entorno, o que a nivel nacional/global repercuta en su región (por ejemplo, el cambio climático, la deforestación, la calidad del aire, el uso desmedido de plástico).
2. Pregúntese: ¿Qué le falta al debate público? ¿Se tiene conciencia del problema? ¿Se tiene conciencia, pero el descontento no es suficiente? ¿Qué podría hacerse con esto? ¿Quién está resolviendo mejor el problema? ¿Este problema se presenta en otro lugar? ¿Qué han hecho allá? Si las respuestas lo llevan a determinar que esta problemática ya está siendo resuelta de alguna manera, pero que se pueden generar más acciones, entonces este tema es un buen candidato para una investigación que se centre en la solución.
3. Si descubre que sí se ha hecho algo para solucionar el problema, continúe preguntándose: ¿hay evidencias de soluciones exitosas? ¿Son evidencias confiables? ¿Es una excepción o incluye lecciones de las que otros podrían beneficiarse? Si la historia ocurre fuera de su comunidad, ¿puede darle relevancia local enmarcándola como algo de lo que su comunidad tenga que estar enterada?
4. Manos a la obra. Comience la producción, y si las respuestas a las preguntas anteriores son contundentes, hable con su editor o con la persona encargada para buscar espacio a su publicación.
5. Piense en el después. Muchas buenas historias se pierden en los homes de los sitios de Internet o en las páginas de los periódicos. Es importante pensar en una estrategia para su difusión, de preferencia digital y apalancada en redes sociales.
¿Cómo construir la historia?
Haga de la solución el eje narrativo.
Adéntrese en los detalles de la implementación de la solución.
Presente evidencia de resultados y efectividad, no solamente intenciones.
Incluya personajes para darle color a la historia, pero no olvide que no se hace apología al héroe. El eje narrativo es el proceso de resolución del problema.
Ofrezca detalles de las limitaciones o de los obstáculos que se presentaron durante el proceso.
No sensacionalice ni promueva puntos de vista.
¿Cómo evitar caer en la “nota positiva”/“buena nota”?
1. Identifique que lo que está haciendo es mostrar una solución. La prueba de fuego: si el artículo no describe una respuesta, no es periodismo de soluciones. La respuesta debe estar explicada dentro del contexto del problema que trata de resolver. Registrar las causas de ese problema pondrá en claro la posibilidad de una solución para tener influencia e impacto.
2. Pregúntese: ¿qué es una respuesta? Un buen artículo de soluciones ahonda en cómo se resuelven los problemas, investigando y haciendo preguntas como esta: ¿qué modelos tienen éxito en mejorar un resultado en este tema y cómo funcionan realmente? La narrativa es impulsada por la resolución del problema y la tensión radica en la dificultad intrínseca de resolverlo.
3. Presente pruebas de los resultados. ¡No se trata de buenas intenciones! El periodismo de soluciones se trata de ideas, pero, como en todo buen periodismo, se determina qué funciona (y qué no) y, siempre que esto sea posible, con base en evidencias concretas. Cuando se refiere a ideas en las etapas iniciales, donde posiblemente la única “evidencia” sea la afirmación de observadores fiables, la clave es no hacer afirmaciones excesivas.
4. No todo es perfecto. Analice lo que no funciona. No existe la solución perfecta para un problema social. Todas las respuestas tienen advertencias, limitaciones y riesgos. El buen periodismo de soluciones no huye de las imperfecciones.
El valor de la biodiversidad: un asunto de supervivencia humana
Por: Antonio Paz
Durante sus últimos años de vida, Joshua Lederberg, ganador del Premio Nobel de Medicina, alertó en repetidas ocasiones sobre el riesgo que suponía para la humanidad la aparición de nuevas enfermedades infecciosas. Lederberg, quien murió en 2008, advirtió una y otra vez sobre lo que veía como un peligro inminente. “Algunas personas piensan que estoy siendo histérico, pero hay catástrofes por delante. Vivimos en una competencia evolutiva con microbios: bacterias y virus. No hay garantía de que seremos los sobrevivientes”, fue una de sus tantas recriminaciones.
En los años cincuenta, Lederberg probó que las bacterias podían tener “sexo”, en el sentido de que una célula dadora transmite su ADN a una célula receptora. Este descubrimiento fue uno de los grandes impulsores de la biología molecular, una rama que ha sido indispensable para descubrir y tratar enfermedades.
Hacía apenas un par de décadas, los científicos habían aislado y observado por medio de microscopios electrónicos unos microorganismos diferentes a las bacterias que también podían causar enfermedades. Estos pequeñísimos patógenos, a los que se denominó virus por la palabra en latín para veneno, también despertaron el interés de Lederberg. En 1988, el estadounidense escribió el artículo “La pandemia como un fenómeno evolutivo natural”1 en el que planteó que el progreso de la ciencia médica durante el siglo XX había oscurecido la continua vulnerabilidad de la especie humana a las infecciones a gran escala. “No reconocemos nuestra relación con los microbios como un proceso evolutivo continuo […] Tenemos una ventaja razonable sobre intrusos bacterianos; descuidamos enormemente los parásitos protozoarios que afectan principalmente al tercer mundo; somos peligrosamente ignorantes sobre cómo hacer frente a los virus”, dijo.
Algunos lectores se preguntarán por qué empezar un capítulo sobre el valor de la biodiversidad hablando de enfermedades infecciosas. En este momento, mientras escribo, el virus SARS-Cov-2, causante del COVID-19, tiene en riesgo a la población de todo el planeta. Y el origen de este virus está directamente conectado con la naturaleza. El COVID-19 es una enfermedad zoonótica; es decir, que pasó de un animal a un humano.
En 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA) encendió las alarmas sobre el aumento mundial de las epidemias zoonóticas. Específicamente, señaló que el 75 %2 de todas las enfermedades infecciosas emergentes en humanos tienen un origen animal y que dichas afecciones están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas.
Lo anterior ha hecho que volvamos a poner nuestros ojos en la biodiversidad. Los expertos llevan años llamando la atención sobre la vulnerabilidad de los ecosistemas ante las actividades humanas. Estas han alterado la mayoría de entornos, destruido el hogar de miles de especies y puesto en peligro de extinción a muchas de ellas.
Hoy más que nunca es importante conocer el valor de la biodiversidad. Al tiempo que aumenta la atención por su relación con la salud humana, también crece el reto de los periodistas por informar adecuadamente acerca del tema. Ojalá existieran fórmulas mágicas para saber cómo hacerlo. Algunas recomendaciones y sugerencias siempre serán útiles, pero todo intento se queda corto si, antes de hacerlo, los periodistas no estudiamos y comprendemos la información que queremos transmitirles a nuestras audiencias. Por más evidente que parezca, vale la pena repetirlo: no podemos hacer un buen trabajo si no conocemos realmente aquello sobre lo que vamos a informar.
No hay que ir muy lejos para darnos cuenta de esto. Entre toda la información que la ciencia ha generado sobre COVID-19, hoy sabemos que el virus que ha provocado una pandemia mundial es muy similar al que está presente en una especie de murciélago en China3. ¿Y cuál fue la primera reacción luego de este descubrimiento? Asumir que los murciélagos eran los culpables de la “gran tragedia”.
Esta hipótesis se difundió rápidamente, en especial en redes sociales. Allí, la información se propagó más rápido que el mismo virus. Algunos medios de comunicación también contribuyeron a la desinformación o, si bien no lo hicieron, la respuesta en defensa de estos animales fue, desafortunadamente, más tardía y menos viral que el primer mensaje. En el norte de Perú, para poner solo un ejemplo, los pobladores de Culden, Cajamarca, descubrieron una colonia de estos mamíferos voladores cerca de su localidad y decidieron atacarla4 con antorchas, pues habían oído que el virus era transmitido por estos animales.
Muchas personas han escuchado de la similitud entre el patógeno presente en el murciélago y el que se está propagando en el humano, pero aún no hay evidencia de que el murciélago lo haya transmitido o si este salto de huésped se dio a través de otro animal. Hasta el momento se cree que otra especie –probablemente el pangolín, un mamífero que habita en Asia y uno de los animales más traficados del mundo– habría sido un hogar de paso intermedio. Esta segunda hipótesis es la más fuerte. Los científicos han tenido que aclarar que, incluso si el murciélago fue el transmisor, el animal no ha buscado al humano, sino que la deforestación, la destrucción del hábitat y el comercio ilegal de animales serían los posibles causantes de la transmisión de esta enfermedad zoonótica. Mejor dicho, el humano se ha acercado al murciélago –o al pangolín, en su defecto– y no al revés.
Cientos de biólogos han salido a hacer pedagogía, recordando que estos mamíferos alados son vitales para la polinización, la dispersión de semillas y el control de plagas; es decir, que en últimas los murciélagos no solo benefician a los bosques, sino a cientos de sistemas de producción agrícolas. Plantas como el agave, con el que se produce el mezcal y el tequila, es polinizada únicamente por murciélagos. Además, muchas especies controlan poblaciones de mosquitos que infectan al humano con enfermedades como el dengue, el zika, el chikunguña o la malaria, solo por nombrar unas cuantas.
Los biólogos también han tenido que derribar mitos como el famoso “los murciélagos chupan sangre” y recordar que de las más de 1400 especies conocidas. Solo tres se alimentan de ella5. La mayoría come frutos e insectos, por lo que es muy poco probable que uno de estos animales muerda a una persona.
A pesar de los esfuerzos de los divulgadores, hace poco un conocido diario latinoamericano publicó una caricatura en la que seis murciélagos colgaban de un árbol y uno de ellos decía: “Nos despiertan cuando podamos salir a sembrar el caos”. Si bien prohibir la publicación de esta pieza gráfica podría generar un debate acerca de la censura y la libertad de expresión, la lección que queda es que tanto medios de comunicación como periodistas tenemos la obligación de conocer y entender el tema antes de pregonar información errada, más cuando somos los primeros en llamar la atención sobre las famosas noticias falsas o “fake news”. Este es un asunto de responsabilidad periodística.
¿A cuántas personas pudo llegar esta caricatura? Un mensaje como este puede causar masacres de estos animales, como la que ya sucedió en el norte de Perú. ¿Cuántas personas seguirán pensando que el murciélago es el culpable de nuestra tragedia? Y no solo eso: ¿cuántos seguirán pensando que este animal, poco carismático por su apariencia, es nuestra “mayor amenaza futura”?
Todo este preámbulo sobre los murciélagos y el COVID-19 me parece pertinente no solo para mostrar el valor de la biodiversidad, sino para resaltar el valor de informar sobre ella. La biodiversidad sigue siendo un término cada vez más popular, pero, al parecer, uno aún lejano y desconocido.
En mayo de 2019, la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) presentó su último informe mundial sobre el estado de la biodiversidad. Sus autores hicieron un llamado a actuar para evitar una catástrofe ambiental. Un año después, la fotografía de la situación es igual de preocupante.
El problema es de tal magnitud que un millón de especies de animales y plantas están en peligro de desaparecer en las próximas décadas. Tres cuartas partes del medioambiente terrestre se encuentran deterioradas y aproximadamente el 66 % de los océanos han sido alterados de manera significativa.
El estudio de IPBES identifica cinco de los motores directos de esta destrucción acelerada del planeta: (i) cambios en el uso de la tierra y del mar, (ii) explotación directa de organismos, (iii) cambio climático, (iv) contaminación y (v) proliferación de especies exóticas invasoras. Sin embargo, detrás de estos motores subsisten causas indirectas como el crecimiento demográfico, el desarrollo económico y tecnológico, los conflictos y las epidemias, entre otros6.
El panorama es desolador, pero eso no quiere decir que no existan soluciones (ver capítulo: Narrativa para la acción) y que la única salida sea ignorar la situación. Debemos informar sobre lo que está sucediendo. Y lo primero es comprender aquello sobre lo que hablamos.
¿Qué es en realidad la biodiversidad y por qué debería importarnos?
“La biodiversidad son todas las formas de los seres vivientes, desde el microorganismo más pequeño hasta el organismo más grande. La biodiversidad contempla todo, nosotros formamos parte de ella y debemos aprender a convivir en ella”, asegura el biólogo y ecólogo Jorge Parra, coordinador de Áreas Protegidas de la Wildlife Conservation Society (WCS) Colombia.
Para Ana María Hernández, presidenta de IPBES, la biodiversidad nos da a los seres humanos unos beneficios y una serie de contribuciones sin las cuales no podríamos existir en el planeta. Aunque parezca extraño, los virus y las bacterias, que conviven con nosotros todo el tiempo, también forman parte de la biodiversidad. Hoy más que nunca debemos enfocarnos en “aprender qué efecto estamos teniendo nosotros sobre ella y qué puede llevar a que se desequilibre”, dice Parra.
Quizás uno de los retos más grandes a los que se enfrenta un periodista que quiere comunicar sobre medioambiente es lograr que la gente vea la relación que existe entre su forma de vida y las alteraciones a la biodiversidad.
Lo que sucede con el COVID-19 es uno de los ejemplos más cercanos, palpables y fáciles de entender, dado que el impacto es masivo y la relación biodiversidad-salud humana se evidencia fácilmente. Pero ni es el único ni es suficiente. El desafío de los periodistas no es solo mencionar la importancia de la biodiversidad –a pesar de que debería ser suficiente por sí misma–; también debemos mostrar cómo lo que ocurre con ella se relaciona con las realidades que vive la gente de la ciudad, el campo o, en general, las audiencias a las cuales nos dirigimos.
Para Ana María Hernández, presidenta de IPBES, la biodiversidad nos da a los seres humanos unos beneficios y una serie de contribuciones sin las cuales no podríamos existir en el planeta. Aunque parezca extraño, los virus y las bacterias, que conviven con nosotros todo el tiempo, también forman parte de la biodiversidad.
Jorge Parra menciona que cada vez que se pierde un organismo se pierde una función en la cadena de la vida. Tarde o temprano esto puede afectarnos, así no sea evidente en el corto plazo. “Por ejemplo, si un mico llega a desaparecer de su hábitat, posiblemente era el que estaba dispersando las semillas de un árbol ‘X’, y si desaparece ese árbol, van a desaparecer otras especies, y si desaparecen esas otras especies se puede acabar con el bosque: es una cascada de efectos, cada organismo tiene un papel muy importante y fundamental en los ecosistemas y esa pérdida de biodiversidad puede llevarnos a catástrofes que no nos imaginamos”, afirma.
Para él, temas como la aparición de nuevos patógenos o el calentamiento global deberían contarse en todas las regiones del país. Los periodistas deberían ser capaces de mostrar cómo se está perdiendo la biodiversidad, qué está causando esa pérdida y qué se ve afectado por esa pérdida, pues los impactos sobre la biodiversidad pueden tener consecuencias de la gravedad del COVID-19.
En 2018, en un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) titulado Trophic redundancy reduces vulnerability to extinction cascades7, los autores realizaron un experimento donde utilizaron comunidades de plantas e insectos para probar cómo la desaparición de una especie afectaba a las demás. Eliminaron una especie de avispa y descubrieron que esto conducía a extinciones secundarias de otras especies, indirectamente vinculadas. Lo que ocurrió se conoce como extinción en cascada.
El caso de los lobos es ilustrativo. Su extinción en una montaña puede causar un gran aumento en el número de venados, lo que, a su vez, aumenta el consumo de plantas. Esta reducción en la vegetación puede causar la extinción de otras especies que también dependen de las plantas, como los conejos y los insectos, pero que no están en capacidad de competir con los venados8.
José Fernando González-Maya, biólogo y director de la organización Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras (ProCAT), insiste en la importancia que tiene el hecho de vivir en un planeta donde todo está interconectado. “En la medida en que los ecosistemas y las especies estén en buen estado, esto se verá reflejado en nosotros, en nuestra calidad de vida y nuestra supervivencia”, asegura. Un punto crucial es garantizar la capacidad que tienen los ecosistemas de reponerse para prestar los bienes y servicios de los que dependemos los humanos, pues así aseguraremos nuestra supervivencia a largo plazo. De acuerdo con González-Maya, es necesario entender esa conexión, que no se trata de un asunto de ambientalistas, animalistas o científicos, sino de una responsabilidad global pues todos dependemos de esa biodiversidad.
Mauricio ‘Pato’ Salcedo ha trabajado en periodismo ambiental en diferentes medios de comunicación en Colombia y también ha estado vinculado con organizaciones como el Instituto Humboldt y WCS. Para él es importante que todos conozcamos el valor de la biodiversidad porque dependemos de ella. Ese valor se puede explicar desde un punto de vista pragmático y ético. Para Salcedo, en lo pragmático, nuestra vida depende de los recursos naturales. El ejemplo más sencillo es el agua: “Si pensamos en la pesca, que es un servicio de la naturaleza, ¿cuánta comida proveniente de los mares se come en el mundo?”, dice.
“En la medida en que los ecosistemas y las especies estén en buen estado, esto se verá reflejado en nosotros, en nuestra calidad de vida y nuestra supervivencia”
Desde el punto de vista ético, Salcedo menciona que los humanos no somos el único animal que habita la Tierra. “No somos los amos y señores: es un planeta que tiene infinidad de formas de vida y debemos convivir con ellas. Somos uno más dentro de este planeta, debemos respetar los espacios y entender que las otras formas de vida tienen tanto derecho a vivir como nosotros”, asegura.
Llegados a este punto, cabe preguntarnos: ¿los periodistas estamos comunicando bien estos mensajes? ¿Qué podemos hacer para transmitir la importancia de la biodiversidad no solo a nivel global, sino a nivel local y regional?
7Sanders, D., Thébault, E., Kehoe R. y Frank van Veen, F. J. (21 de febrero de 2018). Trophic redundancy reduces vulnerability to extinction cascades. PNAS. https://www.pnas.org/content/115/10/2419
Periodistas y biodiversidad: algunas barreras y retos
A pesar de que poco a poco el medioambiente se vuelve un tema más recurrente en los medios de comunicación y que la palabra biodiversidad se lee, se ve y se escucha cada vez más, tanto los expertos como los periodistas sienten que falta comunicar mejor sobre el tema.
Algunos colegas que han cubierto historias ambientales –ya sea tiempo completo o como una de las tantas fuentes de su trabajo diario– me compartieron parte de sus experiencias, éxitos y frustraciones como aporte a este capítulo. Quizás en lo primero en lo que coinciden es en que los temas ambientales y de biodiversidad son transversales. Se puede hablar de ellos en medio de noticias o reportajes económicos, políticos, culturales, de orden público, judiciales, etc. Pero, como ya hemos dicho, identificar, entender y transmitir esa relación no siempre es tan sencillo como quisiéramos.
Para Mauricio Salcedo, una de las cosas más difíciles a la hora de proyectar la importancia de la biodiversidad es que los científicos muchas veces tienen problemas para comunicar sus mensajes. Algunos de ellos no comprenden que no pueden comunicarse con un público general de la misma manera como lo hacen con sus colegas. Según Salcedo, cada vez surgen más comunicadores a los que les interesa divulgar los temas científicos, pero son pocos los científicos interesados en divulgar la ciencia. En ese sentido, a muchas fuentes les hace falta ponerse del lado del público al que se le va a transmitir el mensaje.
Un claro ejemplo de comunicación exitosa sería el documental Una verdad incómoda del exvicepresidente estadounidense Al Gore. Durante décadas el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático9 (IPCC por sus siglas en inglés) publicó gran cantidad de información sobre este tema, “pero el llamado a la sociedad que no pudo transmitir el IPCC durante años, lo transmitió Al Gore en un documental de dos horas que se ganó un Óscar”, dice Salcedo. Para él, el trabajo mancomunado entre comunicadores y científicos es una buena manera de tener un mayor impacto en la recepción de mensajes que son importantes no solo en el campo académico, sino para toda la sociedad.
Otro de los retos que Salcedo identifica está relacionado con el espacio que se da a la biodiversidad en los medios de comunicación. No es sencillo convencer a los editores de que “no se trata de un capricho de los ambientalistas y los científicos, sino que es tan importante como la bolsa de valores o como el orden público del país”.
Para Eduardo Rozo, periodista del diario La Opinión de Cúcuta, lo más difícil es el acceso a la información, ya que, en el caso de Cúcuta y Norte de Santander, muchos de los expertos que trabajan con biodiversidad todavía son reacios a comunicarse con los periodistas porque sienten que les van a cambiar el sentido de lo que dicen y tienen temor de compartir la información. “En cuanto a las fuentes oficiales, si usted no es amigo del jefe de prensa o conocido de los directores de organizaciones, se dificulta más el acceso a esos contenidos que deberían ser datos abiertos, sobre todo para los periodistas”, comenta.
El lenguaje científico también suele generar temor en los periodistas, sobre todo si no están dedicados 100 % a temas ambientales y de biodiversidad. Rozo cree que el periodista debe acercarse a los términos que utilizan los expertos, pero también considera que ellos deben aprender a usar un lenguaje que permita que cualquier persona entienda el mensaje. Y es que, según Rozo, muchas veces los expertos se limitan a hacer sus investigaciones, publicarlas y de esa manera cumplir con cierto esquema académico. El problema es que, bajo este esquema, estas investigaciones se quedan en un computador o una biblioteca. Si los investigadores dieran a conocer su trabajo, podrían recibir una retroalimentación que incluso puede generar nuevas investigaciones.
Una de las realidades a las que se enfrentan los periodistas colombianos es la gran dificultad que existe en algunas regiones para acceder a fuentes expertas y confiables. Vanesa Saldarriaga, una periodista que trabaja en el canal CTV Barranquilla, escribe para la revista ambiental Catorce6 y ha colaborado en medios como El Heraldo, Blu Radio y RCN Radio, se ha enfrentado a menudo con este problema. Para ella es muy común encontrarse con instituciones académicas donde un mismo experto es el que habla de todos los temas. En parte, esto puede deberse a los limitados recursos de las instituciones públicas, pues hay poca participación de las universidades privadas en la creación de programas de ciencias básicas.
De acuerdo con Saldarriaga, es común que el periodista tenga un tema “fantástico”, pero cuando va a campo no tiene a quién entrevistar o se encuentra con investigadores que duran más de dos años estudiando un tema, no dan detalles de los hallazgos hasta terminar la investigación “y muchas veces no la terminan por falta de recursos”. Por eso cree que es importante el apoyo a las universidades en las regiones. “Esperemos que con este Ministerio de Ciencias suceda algo. Me imagino que en Bogotá funcionan mejor los recursos, pero esa no es la historia en el resto de Colombia”, asegura.
Otro asunto que a veces dificulta la comunicación de la biodiversidad –y del que los periodistas hablan en voz baja– es el ego de los expertos. Algunos colegas aseguran que muchas de sus fuentes son muy abiertas a los periodistas, pero que a otras “si les haces la pregunta de forma incorrecta casi que ni te contestan, te dicen tres palabras como en forma de castigo. Deben entender que ellos llevan años investigando un tema específico”. También dicen que tratan de prepararse lo mejor posible para una entrevista, pero que algunas fuentes pretenden que el periodista tenga su mismo conocimiento “y eso es prácticamente imposible. Si cometes un error no necesariamente se debe a falta de preparación sino a que es imposible adquirir en unas horas el conocimiento que a otros les tomó años”. El problema de estas situaciones es que a muchos colegas les da temor entrevistar a estas personas y, finalmente, quedan historias importantes sin contar en muchas regiones de Colombia.
Otro de los momentos más incómodos para varios periodistas entrevistados para esta guía tiene que ver con el reiterado temor de los expertos a lo que pueda difundir el periodista. Esto lleva a que muchas fuentes pidan leer los textos antes de que sean publicados. Eduardo Rozo asegura que, cuando empezó a trabajar estos temas, era algo que le pasaba con mucha frecuencia. “Muchos te piden compartir el artículo antes de publicarlo, pero los medios también te piden no revelar la información. Es un asunto complejo y se siente la desconfianza de la fuente”, dice.
Hoy le sucede cada vez menos, pero sabe que sigue siendo el pan de cada día para muchos colegas. Desde su experiencia, lo que sugiere es dejarles claro a las fuentes que no se puede compartir el texto, pero hacerles saber que siempre se les llamará si surgen dudas durante la elaboración del producto periodístico. Otra opción es compartirles los fragmentos en los que serán citados para garantizar que no haya una imprecisión, pero nunca el texto completo. Rozo insiste en que las fuentes no se pueden convertir en nuestros editores.
9Creado en 1988 para hacer evaluaciones integrales, científicas, técnicas y socioeconómicas sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. Desde su creación, el IPCC ha preparado cinco informes de evaluación de varios volúmenes y ahora se encuentra en su sexto ciclo de evaluación, el cual se presentará en 2022.
Una mirada crítica: es indispensable prepararse
Es claro que los periodistas que deciden adentrarse en el cubrimiento del medioambiente y la biodiversidad –o que deben hacerlo eventualmente– se enfrentan a barreras y obstáculos importantes. Pero también es cierto que hay grandes responsabilidades que no se pueden evadir. “El periodista debe leer sobre estos temas: eso es indispensable. Si no lee, ¿cómo aprende?”, dice Mauricio Salcedo.
Sin duda, hay cuestiones que son particularmente complejas, pero las fuentes expertas no siempre están equivocadas: muchas veces el periodista no tiene ni idea de lo que está hablando y eso se refleja en lo que se publica en medios impresos y digitales, o en lo que transmite en la radio y la televisión.
Es en ese momento donde se pierde la credibilidad y, como dice Mauricio Salcedo, “se genera un trabajo contrario a la divulgación”. Las justificaciones para esto cada vez son más limitadas, pues, aun si no existe la forma de capacitarse académicamente, se puede leer sobre el tema en sitios confiables como portales especializados o revistas científicas. “No se le pide al periodista que sea científico, pero sí que tenga cultura científica, que entienda de qué está hablando. Y que lean buenas fuentes. Con todo lo que se encuentra en internet no hay excusa”, concluye Salcedo.
Para Eduardo Rozo, hacer el cubrimiento de temas ambientales pasa por la sensibilidad del periodista hacia estos temas, pero también por una información básica. El periodista debe entender que el ambiente no es solo lo que nos rodea, sino un entorno donde hay interrelaciones culturales, sociales y naturales. De acuerdo con Rozo, en la medida en que los periodistas entiendan esas dinámicas se podrá generar un mejor contenido y cubrimiento de estos temas.
Vanesa Saldarriaga afirma que la forma en que se presenta la información también influye bastante. Para ella, una verdad que no cambia es que a la gente “se le vende mucho en el título”, pero también reconoce que, al cubrir temas de biodiversidad, se está hablando implícitamente de “supervivencia” y hay que encontrar la forma de que ese mensaje cale. Esto no es nada fácil. “Se trata de encontrar un estilo que impacte, que retumbe y que haga que la gente tome consciencia. Buscar un cambio en el hábito del lector es un gran reto”, dice. Por ejemplo, comenta Saldarriaga, algo tan simple como decirle a la gente de la costa Caribe que no se robe los huevos de iguana en Semana Santa debe ir más allá de repetir que está prohibido. El periodista debe ser capaz de exponer las relaciones y las consecuencias de esa conducta: si matas a la iguana para sacar los huevos, generas una falla en la cadena alimenticia y en el ecosistema que finalmente te puede afectar. Es importante mostrarle a la gente el impacto que tiene cada acción que hace, por pequeña que parezca.
A la hora de lograr que los temas de biodiversidad sean atractivos para las audiencias, Eduardo Rozo cree que la creatividad tiene un papel muy importante. El 10 % es la técnica y el 90 % la creatividad, dice. Cuando el periodista tiene creatividad para plantear los temas de una manera diferente, van a calar en la ciudadanía. “Hablo de nuevas narrativas, nuevas formas de dar a conocer los temas sin que sea solo lo noticioso”. Para Rozo, si nos quedamos en las rutinas de siempre, “ahogamos” al lector y parte del éxito de un producto periodístico enfocado en biodiversidad está en una buena promoción para tener un buen impacto. Según dice, es una combinación de planificar mejor los temas, nuevas narrativas para contar las historias y aprovechar las redes y el mercadeo para hacer la promoción previa.
El tráfico de especies es un asunto que necesita de decisiones a nivel político que no son fáciles de motivar. Según González-Maya, solo en la medida que la sociedad entienda la magnitud de este y otros problemas que involucran a la biodiversidad, se ejercerá mayor presión para que a nivel político se tomen medidas y acciones.
¿Qué piensan las fuentes?
Ana María Hernández cree que aún falta acercar la biodiversidad a las personas y que esto no solo significa hablar de ecosistemas prístinos que no están al alcance de la gente, sino mostrar que la biodiversidad está presente en nuestro día a día. “Como humanos formamos parte de la naturaleza y, si no cuidamos la biodiversidad, no nos estamos cuidando a nosotros mismos”, dice.
Hernández comenta que a veces el periodista se enfoca más en la noticia de impacto público, que no necesariamente es el tema de importancia para el científico. Ahí se genera un conflicto. Para ella, un buen diálogo previo entre periodista y experto es vital para encontrar puntos claves sobre los cuales centrar la conversación. “Se debe aprender a hacer buenas preguntas para obtener buenas respuestas”, dice Hernández. Es necesario que el científico esté preparado para darse a entender efectivamente y que el periodista esté preparado para ajustar el rumbo de la conversación si así se requiere.
José Fernando González-Maya, biólogo y director de ProCAT, sabe que no siempre los periodistas tienen la posibilidad de trabajar cubriendo de manera exclusiva medioambiente, pero cree que lo ideal sería que los comunicadores contaran con esa formación y experiencia. “Pasa mucho que envían al periodista de judicial, por ejemplo, y eso tiene unas limitaciones porque la eficacia en la comunicación dependerá de qué tanto maneje los temas el periodista”.
Como ya se ha mencionado, no en todos los contextos de Colombia es posible contar con esa especialización o dedicación. En algunas zonas del país es casi utópico pensar en un periodista que se dedique a un solo tema o fuente. El gran reto está en que el comunicador pueda prepararse, muchas veces por su propia cuenta y esfuerzo, si está interesado en hacer un buen trabajo.
González-Maya asegura que en la mayoría de las regiones de Colombia el medioambiente y la biodiversidad son vistos como temas secundarios y de poca relevancia. Por eso, el desafío de los periodistas está en dar a conocer los ecosistemas, las especies y las problemáticas que se viven en cada lugar. De acuerdo con él, en las regiones hay muy buenos científicos y buenas universidades a las que se les pueden abrir espacios.
Otra importante recomendación de los expertos es trabajar conjuntamente con los investigadores. “Los periodistas pueden trabajar de la mano con universidades, con instituciones que están produciendo ciencia”, afirma Jorge Parra de WCS Colombia. Lo que está sucediendo con el COVID-19 demuestra lo importante que es comprender lo que dicen los científicos, de acuerdo con Parra. Los medios deberían estar buscando a la comunidad científica para debatir e informar al público en general pues, asegura, estamos muy saturados de política y muy poco nutridos de ciencia.
En este último punto coinciden tanto los expertos como los periodistas consultados en este capítulo: el llamado es a que los medios de comunicación destinen más tiempo y recursos a cubrir estos temas. Si el periodista está solo en esta tarea, será muy difícil lograr verdaderos cambios.
Y ese es uno de los obstáculos a los que se enfrentan los periodistas es el tiempo. Mientras que en el periodismo suele prevalecer la inmediatez, en la ciencia se trabaja a un ritmo mucho más pausado. La profesora Guiomar Nates Parra, de la Universidad Nacional de Colombia, asegura que algunos periodistas, por el afán de publicar una noticia, no se informan debidamente y pueden transmitir mensajes equivocados que la gente asume como ciertos, pues vienen de una fuente que consideran confiable. Corregir esa información es difícil y no siempre tiene el alcance que tuvo la información inicial. Otro aspecto para tener en cuenta es que en medio del afán por la información, no siempre se consulta al experto idóneo en el tema y hasta “se inventan cosas”, dice la profesora Nates Parra.
No debe olvidarse que, a pesar de la premura del tiempo y la presión de los medios, la veracidad de la información en el periodismo es un asunto que no es negociable.
Del tráfico de especies al aprovechamiento sostenible de la biodiversidad y la incidencia política
Cuando se habla de biodiversidad, uno de los temas que no se pueden pasar por alto es el del tráfico de fauna. Además de estar más vigente que nunca, pues está estrechamente relacionado con asuntos tan cruciales como la aparición de enfermedades zoonóticas, se trata no solo de un problema ambiental, sino de uno social, económico y judicial.
“Es uno de los problemas más graves que tenemos, las dimensiones son gigantescas y apenas estamos rascando la superficie”, afirma José Fernando González-Maya de ProCAT. “Se estima que a nivel global es el tercer negocio más lucrativo después del tráfico ilegal de armas y de drogas. Además, tiene muchas implicaciones, como la que vivimos ahora, en la que el tráfico ilegal de especies para consumo generó una enfermedad zoonótica”.
El experto asegura que el problema es muy grande y que hace poco terminaron una investigación en Colombia donde encontraron que más de 52 000 vertebrados fueron decomisados en el país en los últimos 10 años. Lo peor es que esto apenas es una pequeña fracción de todo lo que sí ha logrado salir por las fronteras de la Amazonía y la Orinoquía. El tráfico ilegal está acabando con las poblaciones locales de especies y, adicionalmente, puede causar graves problemas por la introducción de especies exóticas e invasoras.
Para Jorge Parra, de WCS Colombia, el tráfico de vida silvestre puede causar extinciones de especies cuyo papel dentro del ecosistema aún no se conoce muy bien. Por lo demás, la red de comercio ilegal afecta a numerosas comunidades humanas que habitan en los bosques, lo que a su vez genera un problema social. “El tráfico de fauna es uno de los temas que casi no se han valorado en Colombia y es gravísimo”, resalta Parra.
Además de lo anterior, el tráfico de especies es un asunto que necesita de decisiones a nivel político que no son fáciles de motivar. Según González-Maya, solo en la medida que la sociedad entienda la magnitud de este y otros problemas que involucran a la biodiversidad, se ejercerá mayor presión para que a nivel político se tomen medidas y acciones. Si tenemos una sociedad más consciente de lo que está ocurriendo, podremos exigir a nuestros gobernantes más control, sanciones y mejor gestión. Pero para llegar a ese nivel de conciencia, lo primero es que se interiorice el papel relevante que tiene la biodiversidad en nuestras vidas.
El hecho de que la biodiversidad esté relacionada con otros sectores es algo que los periodistas debemos aprovechar para que tenga más visibilidad en la agenda pública. Jorge Parra, por ejemplo, ha estudiado en detalle todo lo que ocurre en la Serranía de San Lucas, entre los departamentos de Antioquia y Bolívar. De acuerdo con este investigador, la Serranía de San Lucas es una de las zonas del país que tiene más yacimientos de oro. Los mineros usan mercurio y cianuro para aislar el oro. Estos químicos luego se vierten en los ríos y quebradas de la zona, lo que ha causado graves problemas de contaminación en el agua. También hay inconvenientes con la titulación de la tierra y un conflicto constante con grupos armados ilegales. “Todo el mundo debería estar sintonizado, pero no todos entienden que el problema de que deforesten toda la zona no es solo un problema del sector ambiente”, afirma Parra.
El llamado es a que los medios de comunicación destinen más tiempo y recursos a cubrir estos temas. Si el periodista está solo en esta tarea, será muy difícil lograr verdaderos cambios.
La presidenta de IPBES reconoce que no le gusta hablar del sector ambiental porque, para ella, el medioambiente está incluido en todos los sectores del país. “Hacer un vínculo entre la biodiversidad y lo que nos pasa como seres humanos es importantísimo”, recalca.
Por su parte, Mauricio Salcedo menciona que uno de los obstáculos más grandes para integrar la biodiversidad al discurso público radica en que el medioambiente en la política no es un tema que dé votos. “Eso es parte del problema”, dice Salcedo. “Un político no se compromete fácilmente a invertir recursos en la recuperación de un ecosistema a menos que sea algo imperioso o que genere demasiada presión”.
Existen otros temas que se pueden explorar y que, sin duda, necesitan comunicarse más: el manejo de especies invasoras y el uso sostenible de la biodiversidad son dos de los que más relevancia han tenido en Colombia en los últimos años. Estos dos ejes imponen grandes retos para los periodistas, pues plantean una serie de dilemas donde no solo la razón, sino las emociones, tienen un papel importante.
Podemos coincidir en que las especies invasoras generan grandes problemas para nuestra biodiversidad nativa. Sin embargo, las personas no reaccionan de una manera puramente racional al considerar esta clase de conflictos. No es lo mismo, por ejemplo, plantear la erradicación de una planta como el retamo espinoso, una especie dañina para los páramos, que considerar el sacrificio de los hipopótamos del Magdalena Medio, otra especie igualmente dañina para los ecosistemas locales.
Diversos estudios han advertido del peligro que representa el aumento poblacional de los famosos hipopótamos de Pablo Escobar: sus heces contaminan las aguas y desplazan a otros animales como las nutrias y los manatíes. Estos mamíferos africanos alteran el equilibrio natural en la cuenca del Magdalena y su control es muy difícil, pues no cuentan con un depredador en el país10.
Durante años se han debatido posibles soluciones como esterilizarlos, trasladarlos a zoológicos, e incluso devolverlos a África. El problema es que todas estas opciones tienen numerosos “peros” logísticos y económicos. La alternativa que los expertos han considerado más viable es sacrificarlos. Pero esta opción es altamente impopular y genera todo tipo de debates. Lo cierto es que recientemente se presentó el primer ataque reportado de este animal a un campesino en el municipio de Puerto Triunfo, Antioquia11 y, a pesar de que pasan los años, el país no ha actuado radicalmente y la población de hipopótamos continúa en aumento12.
En contraposición al control de las especies invasoras, se encuentra el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad. Este es otro tema en el que se necesita mayor información y comunicación y que también puede resultar bastante complejo. Un caso reciente que causó una gran controversia fue el aprovechamiento de huevos de caimán aguja para obtener carne y piel susceptible de ser comercializada por los pobladores de la bahía de Cispatá, en el departamento de Córdoba.
La propuesta fue interpretada por muchos como una invitación y autorización a la caza indiscriminada de esta especie, que aún se encuentra amenazada en el país. Sin embargo, en la otra orilla del debate estaba una labor de conservación científico-comunitaria que llevaba más de 15 años trabajando en la recuperación del caimán en esta zona. De hecho, la comunidad, con la guía de dos biólogos expertos, fue la encargada de revisar los nidos, hacer monitoreo y, en definitiva, recuperar la población del caimán en Cispatá. A pesar de lo anterior, la polémica continúa (y probablemente continuará)13.
El biólogo José Fernando González-Maya reitera que la mayor amenaza a la que nos enfrentamos es la pérdida de especies y que la mayoría de esos procesos ocurren en escalas locales, donde se observa la transformación de los hábitats, la cacería, la sobreexplotación, las especies invasoras y la contaminación. “Muchas veces los tomadores de decisiones en un municipio de Colombia ven noticias relacionadas con el cambio climático”, dice González-Maya, “pero no logran entender cómo afecta eso su territorio. Es importante evidenciar que la problemática es de múltiples escalas y estamos viendo fenómenos globales con efectos locales. Es ahí donde ocurren los cambios”.
Comunicar sobre todos los temas que se han mencionado requiere gran responsabilidad, no caer en apasionamientos y guiarse por información científica confiable. El reto es grande, pero a la vez presenta enormes oportunidades. Hay cientos de historias de biodiversidad que no han sido contadas y merecen mayor visibilidad. Después de todo, cada una de esas historias está relacionada con nuestra supervivencia como especie en este planeta. Tal vez aún no lo sepamos, pero dependemos de ese escarabajo, de ese helecho, de ese murciélago.
Colegas y fuentes nos dan algunos consejos
No perder de vista que los humanos somos parte de la biodiversidad.
Hablar de biodiversidad es hablar de la supervivencia humana.
Debemos acercar la biodiversidad a las personas y romper con la falsa idea de que solo existe en bosques naturales intactos, en lugares remotos. La biodiversidad está presente en nuestro día a día.
Los temas ambientales y de biodiversidad son transversales. Se puede hablar de ellos en medio de noticias o reportajes económicos, políticos, culturales, de orden público, judiciales, de salud, etc. Lo que ocurre hoy con el COVID-19 es uno de los mejores ejemplos.
Es importante trabajar en conjunto con científicos para tener un mayor impacto en los mensajes.
Es necesario convencer a los editores de que hablar de biodiversidad no es un capricho de los ambientalistas y los científicos; es tan importante como la bolsa de valores o como el orden público del país.
El periodista debe leer de los temas ambientales que abordará, esto es indispensable y no negociable. No se trata de ser científico, pero sí de tener cultura científica.
Debemos buscar a expertos especializados en los temas que estamos trabajando. No se puede seguir en la línea de tener un único experto al que se entrevista para cualquier tema.
Un buen diálogo previo entre periodista y experto es vital para encontrar puntos claves sobre los cuales centrar la conversación.
Acercarse al lenguaje que utilizan las fuentes, pero invitarlas a que brinden mensajes que puedan ser comprendidos por cualquier persona.
Tratemos de acercar los temas globales a la realidad de nuestra región, departamento o municipio.
Busquemos el apoyo de universidades e instituciones de educación que trabajen los temas que el periodista pretende abordar.
Creemos relaciones. El mensaje ambiental se debe conectar con la realidad que vive la audiencia a la cual se dirige el periodista.
En muchos temas de biodiversidad suelen darse debates continuos. Buscar variedad de fuentes y opiniones para tener una mirada más amplia del tema que queremos contar.
Es importante hacerles saber a las fuentes que siempre se les llamará si se tienen dudas durante la elaboración del producto periodístico. Otra opción es compartirles los fragmentos en los que serán citados para garantizar que no haya una imprecisión, pero no el texto completo. Las fuentes no deben ser nuestros editores.
Un buen título y una buena narrativa siguen siendo importantes para atraer al público al que queremos llegar.
Debemos ser creativos a la hora de presentar la información. Recurrir a ayudas visuales y nuevas narrativas.
Pensemos en la promoción de la información: campaña de expectativa, piezas gráficas, etc. Trabajar temas ambientales, muchas veces con un alto componente científico, requiere un gran esfuerzo que seguro el periodista no quiere perder.
A pesar de la premura del tiempo y la presión de los medios de comunicación, no se puede descuidar la búsqueda de información veraz.
Sanders, D., Thébault, E., Kehoe, R., & van Veen, F. F. (2018). Trophic redundancy reduces vulnerability to extinction cascades. Proceedings of the National Academy of Sciences, 115(10), 2419-2424.
Crédito foto: Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia
“Lo que no se conoce, no se cuida”: Guiomar Nates Parra
Parte de esta entrevista se publicó bajo el título «Guiomar Nates: “Apis mellifera nunca se va a extinguir, las abejas silvestres están en mayor riesgo”», en el portal webMongabay Latam, el 12 de junio de 2019.
Después de años de esfuerzos para que la polinización ocupara un espacio en la agenda pública mundial, hoy se considera que este proceso brinda un servicio ecosistémico estratégico dado el papel que desempeña en la conservación de la diversidad biológica, el mantenimiento de la estructura y función de los ecosistemas, la producción de alimentos y la economía mundial.
Guiomar Nates Parra empezó a hablar de polinización cuando no era un tema que se debatiera frecuentemente en el mundo. Es una de las científicas pioneras en Colombia y Latinoamérica en abordar este proceso, que ya ha sido declarado de vital importancia por organizaciones como la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES). En esta entrevista la profesora Nates Parra cuenta cómo ve el tema de la polinización en Colombia, en especial el rol de las abejas silvestres –el enfoque de sus estudios–, los desafíos que trajo la pandemia del COVID-19 y el papel del periodismo a la hora de comunicar sobre biodiversidad.
¿Cómo están las abejas en Colombia? Guiomar Nates Parra (G. N. P.): En el Laboratorio de Investigaciones en Abejas de la Universidad Nacional tenemos unos 40 000 especímenes de abejas de todo el país y creemos que hay entre 1000 y 1500 especies en Colombia, de las cuales conocemos menos de la mitad (entre 500 y 600). Cuando digo conocemos es solo por nombre, no sabemos nada más. Son pocas las especies de las que conocemos su comportamiento o su distribución geográfica.
Estamos trabajando con las abejas sociales, abejas sin aguijón, abejorros y algunas abejas solitarias, como las del género Xylocopa. Esta última desempeña un papel muy importante en la polinización de pasifloras como maracuyá, granadilla, badea, curuba o cholupa. Los abejorros del género Bombus también son importantes en la polinización de frutales como los tomates, las berenjenas, las uchuvas y los lulos.
La gente solo reconoce a la típica Apis mellifera, es muy poco lo que se sabe de abejas silvestres y abejorros… G. N. P.: Hay unos trabajos muy interesantes de un investigador argentino en donde se muestra que el trabajo conjunto de abejas silvestres y Apis mellifera incrementa la producción de muchos cultivos. Se hicieron estudios en más de 40 cultivos en cerca de 60 lugares en el mundo, donde se concluyó que, para que se dé una buena producción agrícola, es necesario que haya tanto abejas silvestres como Apis mellifera.
Apis es muy eficiente polinizando algunos cultivos, pero en otros no lo es tanto. Por ejemplo, plantas como el maracuyá, que tiene unas flores grandes, necesitan de una abeja grande que pueda hacer contacto con las partes reproductivas de la flor. Apis es más pequeña que un abejorro y no logra hacer eso, en ese caso no es una polinizadora eficiente. Tampoco puede ser polinizadora eficiente del lulo o del tomate porque son flores que tienen el polen encerrado en unas anteras tubulares y necesitan una vibración fuerte para que este salga; eso lo hacen ciertos abejorros como los Bombus.
Hay quienes piensan que abeja que no produzca miel, no tiene valor… G. N. P.: No todas las abejas producen miel. Lo hacen Apis y abejas sociales que tienen una estructura de colmenas donde tienen depósitos de alimentos para las crías. El néctar y el polen que recogen lo guardan en recipientes especiales. Las abejas solitarias no tienen ese sistema ni lo necesitan, hacen un agujero en alguna parte, lo acondicionan, ponen un huevo, dejan la comida, cierran y se van. Pero son importantes en polinización y eso es lo que tenemos que tener en cuenta. No producen miel pero le ayudan a la gente en la producción de uchuvas, lulos, tomates, etc. Ayudan a la producción de alimentos y semillas. Y no solo eso, también apoyan el mantenimiento de las especies vegetales que conforman los bosques, que son proveedores de oxígeno y agua.
¿Cómo sería un sistema agrícola óptimo para los polinizadores? G. N. P.: Uno donde se hagan aplicaciones racionales de los agroquímicos. En este momento se están haciendo “cocteles” impresionantes donde la gente piensa que si mezcla el fungicida con el matamoscos y el herbicida tendrá mejores efectos. Piensan que haciendo eso y utilizando dosis más elevadas se darán mejores resultados. Pero, ¿sabe usted cuándo lo utilizan? Cuando se da la floración, justo cuando los polinizadores están ahí.
Soy consciente de que no puedo decirles a las personas que dejen de usar agroquímicos porque eso es condenarlos a que se muera su cultivo, pero sí que sean conscientes de las aplicaciones, que las hagan en las dosis adecuadas, que miren las etiquetas, que se informen, que investiguen qué causa menos daño. Y claramente, que no sea en la época donde hay más polinizadores. Pueden aplicarlo al final de la tarde, por ejemplo, cuando ellos no están por ahí. Hay que buscar alternativas a esa producción de agroquímicos que es tan fuerte.
¿Por qué los agroquímicos se han hecho tan indispensables? G. N. P.: Por los monocultivos. Si usted tiene un cultivo de soya, aguacate o lo que sea, que ocupa miles y miles de hectáreas, tiene que estar protegiéndolo. No existe diversidad vegetal que esté atendiendo a los posibles controladores de ciertas plagas. En el caso de las abejas, tienen que tener diversidad de alimentación, diversidad de flores y plantas, para que nos ofrezcan diversidad de néctar y diversidad de polen.
Si pudiéramos prescindir de los agroquímicos sería la maravilla, pero ya es muy difícil porque hay un desequilibrio en la naturaleza. Hay un exceso de especies que ha causado la deficiencia de otras y es necesario utilizarlos.
¿Por qué es difícil que la polinización tenga relevancia a nivel político? G. N. P.: Cuando uno menciona el problema de las abejas te dicen que están con otros problemas más graves que eso. Tenemos que hacer más visible el tema, con ayuda de los medios, pero no en el sentido de hacer marchas porque creo que las cosas no pasan de ahí. Debemos insistir ante los ministerios y convencer a la gente de que es necesario trabajar en esto, mostrándoles cuáles son las consecuencias de que no se apoye el proceso de protección a los polinizadores.
Necesitamos congresistas que estén convencidos del asunto y que hablen duro. Es muy difícil que uno como académico e investigador, que no tiene la experticia de estar en estos ámbitos, llegue a hablarles y que nos presten atención. Necesitamos gente convencida de este tema dentro de las instituciones para que estén insistiendo, persistiendo y no desistiendo.
El año pasado se tramitó una ley en el congreso sobre polinizadores que finalmente no prosperó. ¿Se tiene pensada alguna nueva propuesta? G. N. P.: Ahí quedó. Los agricultores se desmotivaron y empezaron divisiones en el gremio, infortunadamente se perdió el interés y no se volvió a hablar de eso. Pero tengo entendido que se han generado algunas iniciativas a nivel local (municipios, departamentos) para la protección de las abejas.
¿En qué quedó la Iniciativa Colombiana de Polinizadores que anunciaron el Ministerio de Ambiente y el Instituto Humboldt el año pasado? G. N. P.: Entregamos los informes y la pandemia llegó justo cuando estábamos trabajando en una publicación, el Ministerio estaba interesado pero eso quedó parado por el momento. Estamos retomando el tema para generar una publicación tan pronto sea posible.
¿Cuál es el objetivo de esa iniciativa? G. N. P.: Que a partir de la información recogida en ese informe se generen acciones que cubran los grandes vacíos que se detectaron.Los ministerios de Ambiente y Agricultura deben liderar varias acciones y se requieren recursos para las instituciones de investigación. El tema de abejas es el más adelantado que hay en el país, pero se debe actualizar. Lo demás está por hacerse: no hay trabajos específicos para otros polinizadores. Las universidades y las corporaciones autónomas regionales son los que tienen que trabajar en esa parte.
Si no avanzamos en el estudio de los polinizadores, ¿qué podría pasar con las formas de producción? G. N. P.: Lo que no se conoce, no se cuida. Hay una cantidad de organismos que viven alrededor de nosotros y ni nos enteramos, o les damos un zapatazo sin saber su importancia. Me imagino que muchos investigadores están haciendo lo que pueden desde sus casas, pero en este momento hay otras prioridades y es difícil hablar del tema en medio de la pandemia.
En el país nos falta conocer mucho de las abejas y de otros polinizadores, que se hagan estudios específicos que muestren la importancia de ciertas especies en los cultivos, en la salud de los bosques o en la producción de oxígeno y agua. Es necesario que la gente sepa que lo que la rodea es importante para su propia supervivencia.
En esta pandemia los murciélagos han sido bastante estigmatizados, ¿qué puede pasar con ellos si la gente los ataca pensando que son los culpables de la enfermedad? G. N. P.: El problema es que se va a desequilibrar el ecosistema porque ellos tienen plantas específicas de las cuales se alimentan y a las cuales polinizan. Sobre eso no hay mucho conocimiento. Por ejemplo, no hay trabajos específicos que digan que cierta especie de murciélago es importante porque poliniza una planta que luego produce cierta cantidad de frutos o semillas.
Muchas personas hablan incluso de que el ser humano es la peor plaga del mundo, ¿qué opina de esa afirmación? G. N. P.: Todo extremo es dañino. Los seres humanos hemos cometido muchos errores, pero somos la especie dominante en el planeta, llamada a cuidar y compartir los recursos con las demás especies. No somos los únicos. Tampoco somos indispensables: a un tigre qué le importa que la especie humana desaparezca. El mundo seguiría.
¿Qué les hace falta a los investigadores para dar a conocer su conocimiento de una mejor forma? G. N. P.: Recursos. Si quiero sacar una cartilla divulgativa tengo que tener un dinero y muchas veces, dentro de un proyecto, no está contemplado ese rubro. O se publica el artículo científico o se publica una cartilla. Se suele optar por el artículo porque representa un puntaje y un reconocimiento para el científico. Sin embargo, creo que en cada proyecto debería ser obligatorio un producto o un evento que pueda llegar en un lenguaje accesible a la gente.
Se podrían hacer alianzas con los periodistas, que se enteren de lo que se está haciendo y trabajar en equipo, porque a mí varias veces me han sacado de contexto y uno termina distanciándose de la prensa.
¿Qué nos hace falta a los periodistas para comunicar mejor sobre biodiversidad? G. N. P.: Información. Es importante que conozcan aquello de lo que quieren hablar. Antes de empezar un proyecto deben hablar con las personas que están trabajando en el tema. Por el afán de sacar una noticia no se informan debidamente, y todo lo que se publica, la gente se lo cree. Es necesario preguntar a las personas que saben del tema y no inventarse cosas.